Puede la política económica Keynesiana sacar a la economía española de la crisis que se avecina (2/6)
En el sistema financiero tradicional, los bancos utilizan el dinero de sus clientes para realizar préstamos, guardando un porcentaje de los depósitos de sus clientes para cubrir su liquidez. La solvencia del sistema financiero se basaba así en la existencia de dichas reservas que los bancos comerciales tenían en forma de dinero líquido ó dejaban depositadas en el banco central (coeficiente de reservas y caja), todos los bancos debían respetar dichos coeficientes que representaban un límite a la creación de dinero bancario. En la actualidad la solvencia del sistema financiero estriba en la garantía de equilibrio de los balances bancarios, los bancos realizan diariamente sus arqueos y el sistema de crédito interbancario tutelado por el banco central garantiza que todos los bancos comerciales que operan en el sistema presenten balances equilibrados. En estas circunstancias no existen límites a la creación de dinero bancario, ya que los depósitos pueden ser creados por los propios bancos haciendo prestamos, ya que todo préstamo de una u otra forma acaba siendo un depósito en el mismo u otro banco, y el sistema financiero se encarga de que al final del día todos los balances de los bancos estén equilibrados.
En consecuencia, antes los depósitos bancarios servían de medio de pago a través de los cheques bancarios, y la garantía del cheque se basaba en el nivel adecuado de reservas de dinero real que tenía el banco. Un cheque ahora es un intercambio de información, es válido como medio de pago si informa que está soportado en algún depósito, y que el depósito tiene suficiente cobertura para el cheque; de hecho el pago de un cheque no puede fallar a no ser que el banco haya perdido el dinero depositado. El sistema debe entonces de cubrir y garantizar todos los depósitos, y esto lo hace el banco central garantizando el equilibrio entre activos y pasivos bancarios. La solvencia de los cheques se basa así en que los bancos son miembros del sistema centralizado por el Banco Central, y su garantía es que el sistema funciona por el camino adecuado[1][1], es decir que el sistema bancario en su conjunto gana dinero.
El capital del sistema bancario crece en función de los beneficios que generan las inversiones financieras que realizan, los beneficios de los bancos dependen del tipo de interés (tipo de interés real o deflactado). Por otro lado, la demanda de crédito que el resto de la economía hace al sector bancario depende de la tasa de crecimiento a largo plazo de la economía. Si el tipo de interés real se iguala a la tasa de crecimiento a largo plazo el sistema estará en equilibrio dinámico ya que el crecimiento de la demanda de créditos se igualará al crecimiento de la oferta de créditos.
Eduard Nell, considera que las crisis del sistema financiero moderno dependen de las relaciones entre el tipo de interés real y la tasa de crecimiento económico. Nell considera que la tasa de interés real y la tasa de crecimiento económico no son iguales, y que el mercado lejos de reducir la brecha que existe entre ambas tasa, tiende a acrecentarlas. La situación económica en donde la tasa de interés real está sistemáticamente por encima de la tasa de crecimiento económico recibe el nombre de régimen de crédito caro, y la situación en donde la tasa de interés real está sistemáticamente por debajo de la tasa de crecimiento real recibirá la denominación de régimen de crédito barato.
[1]Es indispensable que el sistema bancario disponga de capital para cubrir el riesgo de los activos de dudoso cobro, la única condición para ello es la de que los balances de los bancos comerciales presenten un adecuado ratio de cobertura para los préstamos fallidos en forma de provisiones.
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