Compromiso ¿ético? del PSOE
Dice Ajo, la micropoetisa que la palabra compromiso es la primera persona de indicativo del verbo “comprar miso”. Me he acordado de ella al leer el compromiso ético que el PSOE presentó hace un par de días.
Vaya por delante que lo he firmado, porque no tengo razones para no hacerlo. Pero sin duda que al leerlo me han llamado la atención los puntos escritos y, sobre todo, los que no aparecen. Firmar algo que vengo haciendo durante toda mi vida sin necesidad de comprometerme con nadie más que conmigo misma no me cuesta ningún trabajo. Lo que me sorprende es que algo así de fundamental tenga que ser firmado por alguien.
Dicho de otra manera: no hace falta que firmemos este compromiso ético. Por un lado, porque quienes cumplimos con criterios como los que se detallan en este papel (entre otros) no necesitamos firmar nada. Nuestra conducta nos avala.
Pero lo más importante, que quienes no cumplieran este tipo de cuestiones debieran ser invitados a abandonar cualquier organización que quiera considerase mínimamente democrática, transparente y honrada.
Como digo, no tengo problema en ninguno de los puntos que se plantean. Por parecerme cuestiones evidentes yo no vería necesario hacer todo este número para darnos golpes en el pecho. Pero teniendo en cuenta que ahora es tan importante la imagen, que los titulares de los periódicos se llenen y las camisas blancas luzcan limpias, bienvenido sea el compromiso ético. Ahora bien: estos puntos parece ser que se han decidido en una asamblea participativa que tuvo lugar el sábado. Una reunión amigable -supongo- que en ningún caso tiene legitimidad para adoptar ningún tipo de criterio respecto a cuestiones internas del partido. Esto que le comento es simplemente algo baladí, uno de los detalles que a quienes nos gusta que se hagan las cosas de manera coherente (siguiendo los pasos pertinentes establecidos en estatutos y demás normas de funcionamiento de cualquier organización) nos ha chocado. ¿Por qué los regalos no pueden exceder del precio de sesenta euros? ¿Quién lo determina? Una vez más parece ser que alguno se ha emocionado con sacar titulares olvidando por completo lo que la militancia tiene que decir al respecto. Y eso no me parece una manera de proceder precisamente ética.
Eso si, hay quien sabe bien que si se critica al código ético y no se firma, se dará a entender que hay algo que ocultar seguramente. Una suerte de prueba diabólica en la que quien no demuestra su inocencia, será culpable. A tal efecto, firmado queda.
Pero lo más llamativo no es lo que acabo de comentar (por si fuera poco). Lo que más me llamó la atención, y en cierto sentido lo que más me molesta, como integrante y responsable de una organización que precisamente se denomina Foro Ético es que nos traten de tomar el pelo con palabras que suenan muy bien pero que son fácilmente corruptibles. A los hechos me remito.
No se es ético por aceptar o no un regalo de sesenta euros o de ciento veinte. Son las prebendas y las contraprestaciones las que determinan tal condición. Saber valorarlo y juzgarlo de manera ética es cuestón de honradez, rigor y respeto a uno mismo, y sobre todo, a los demás. Ética engloba muchas otras más cosas y tiene mucho que ver con los principios. Y de ellos poco se habla en este documento.
Ética es actuar con coherencia, por ejemplo. Si se pretende dar lecciones de democracia de modo que no presenten fisuras, habría que empezar por revisar los hechos recientes, y los hechos demuestran que la forma de tomar decisiones en este nuevo PSOE deja en evidencia la tecnología “digital” (esto es, a dedo) de una manera casi continua. En el único Comité Federal liderado por Pedro Sánchez resultó llamativo que sus integrantes votaran los documentos sin conocerlos prácticamente (esto es falta de rigor y de ética); y es seguro que no los conocían porque dichos documentos que habían de ser aprobados en el comité se enviaron apenas unas horas antes de la reunión y sin posibilidad de tener los documentos durante la misma (otra falta de honestidad, y por lo tanto, de ética).
Quedará muy bien lo de los regalos, lo de no aprovecharse personalmente de ningún tipo de beneficio a nivel personal; pero la ética no consiste en quedar bien de cara a la galería. Es otra cuestión mucho más profunda.
Tan profunda como defender los valores que nos representan. Por ejemplo: la república, la igualdad de oportunidades, la democracia… Principios que, de ser respetados, harían del PSOE un partido fuerte que no tendría más código ético que sus acciones, y bastaría con afiliarse para entender que únicamente el carnet de afiliado conlleva la responsabilidad de desarrollar una conducta ejemplar.
Pero parece ser que no es suficiente. Ahora es preciso firmar este tipo de compromisos. Desgraciadamente no se especifica si tendrá efectos retroactivos, qué sucederá con los que hayan sido “poco o nada éticos” hasta ahora. Y haberlos, los hay. Es de sobra conocido que tenemos procesados en nuestras filas y habrá que ver qué pretende hacer el Secretario General con ellos. O incluso consigo mismo.
Exactamente igual de incoherentes con el compromiso ético de marras son los procesos de primarias que están celebrándose y que han evidenciado las mil y un trampas y obstáculos que a la propia dirección del partido parece no interesarle eliminar. Haber acabado con los avales y garantizar la igualdad de oportunidades de toda la militancia y de todas las candidaturas habría sido ético sin duda.
Sin embargo da la sensación de que lo de respetar los valores y los principios y darlos a conocer no debe vender igual ni ser tan sencillo de desarrollar. Me pregunto si recurrir al titular fácil para luego quedar en evidencia es también parte de nuestro nuevo compromiso.
Porque viendo lo visto, conociendo a muchos que firman y de buena tinta sé que no podrían, cada vez más, creo que lo de “compromiso” se debe ajustar más a la primera persona del singular del verbo “comprar miso”.
Beatriz Talegón es presidenta de Foro Ético
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