Que no nos cuenten cuentos: los que desconfían de todo no tienen la razón
Ya no nos creemos nada. Así está España últimamente: no confiamos en la política, no confiamos en las instituciones, no confiamos en la justicia. O al menos ese es el mensaje que a algunos les interesa dar y que todos los demás, a base de desayunarlo, comerlo, merendarlo y cenarlo terminan por tragarse. (Un interesante estudio demuestra que a base de deprimir a la ciudadanía con malas noticias, los individuos son capaces de pagar un mayor precio por los productos que en muchos casos ni si quiera necesitan).
“Estamos en tiempos de héroes y villanos a golpe de tuit”
Estamos en tiempos de abstenciones, de mayorías sin legitimidad, de promesas incumplidas, de mentiras descaradas, de héroes y villanos a golpe de “tuit” y de titular desenfocado. Un consumismo basura, de usar y tirar, de masticar sin saborear. Oportunistas de estómagos agradecidos que moldean la verdad para ponerla a secar hacia el sol que más calienta. Principios difusos y palmaditas en la espalda de quita y pon. Justicia que no es igual para todos. Suma y sigue, resta y vence. El lado humano se esfuma y todo parece susceptible de machacarse: ni presunciones de inocencia, ni sentimientos, ni mirarse a los ojos.
No faltan razones a quien piense que estamos ante tiempos de cambio, de urgente acelerón con un necesario objetivo claro. Pero quejarse de la oscuridad no sirve de nada si nadie enciende luces, por muy pequeñas que sean. Hay pequeñas chispas que pueden dar lugar a grandes llamaradas y va siendo hora de que se anime a que sean más los que se aventuren a intentarlo. Desgraciadamente se piden a gritos las propuestas, las buenas iniciativas y cuando algunas aparecen poco tardan en llegar los que hacen todo lo posible por tratar de apagarlas. Y así nos va. Es más sencillo destruir que construir, no requiere el mínimo esfuerzo y en nuestro país ahora está de moda.
“El resultado de abstenerse es que la democracia se debilita y harán de su capa un sayo los que no cumplen lo que prometen”
Es hora del compromiso, del individual y del colectivo. Porque los objetivos que tenemos son necesarios, urgentes y nos afectan a la gran mayoría. (A quien no le afecta nunca hará nada, pero eso no debe frenarnos)
Ya va siendo hora de que nos demos cuenta de que detrás del “no les votes” viene un descrédito hacia el sistema más preciado: la democracia. Si queremos mejorarla, debemos participar más, no menos. Y el resultado de abstenerse es que el sistema se debilita y harán de su capa un sayo quienes tengan la mayoría sin importarles la legitimidad. Sí, esos que sin despeinarse dicen que no cumplen lo que prometen porque están por encima del bien y del mal.
“Cambiemos lo que tenemos, para mejor”
La lección la estamos aprendiendo todos a base de entender que para cambiar la realidad dentro del sistema que conocemos, la vía que garantiza la igualdad de todos los ciudadanos, es la institucional: leyes que canalizan las demandas de la ciudadanía a través de sus representantes y un sistema judicial que garantice el cumplimiento de las mismas por parte de todos.
Si consideramos que podemos estar mejor representados, comprometámonos y asumamos nuestra responsabilidad. Participemos. Cambiemos lo que tenemos para mejor. Respetemos a quien ya está comprometido y pidamos que se cumplan las leyes con rigor para quien no lo haga con respeto a sus representados. Reforcemos el sistema allí donde adolezca de credibilidad: trabajemos juntos por establecer las normas del juego que permitan desarrollar de manera limpia la partida donde finalmente ganemos todos.
“Toda idea es buena, toda iniciativa es necesaria, toda aportación es urgente”
Lo que la ciudadanía quiere es tener políticos en quien confiar, un sistema judicial que cumpla y haga cumplir las leyes en igualdad, un estado que garantice la efectividad de sus derechos. Es momento de asumir entre todos que la sociedad española está conformada por cada uno de sus ciudadanos y ciudadanas, que todos tenemos una responsabilidad que asumir si queremos construir una realidad social cohesionada, participativa y abierta.
A cada derecho que reclamamos le acompaña un deber que hemos de cumplir. La responsabilidad no puede recaer solamente sobre quienes han dado el paso de comprometerse. Toda idea es buena, toda iniciativa es necesaria, toda aportación es urgente. Dejemos las luchas a garrotazos para las pinturas goyescas. Demos un paso que suponga el avance mirando juntos hacia un mismo objetivo. Apartemos a un lado las diferencias para trabajar por lo que tanta falta nos hace: cada cual desde su perspectiva, cada quien con su verdad, pero con la intención de hacer lo mejor para el conjunto. Sin competición ni zancadillas. Continuemos el camino que ya se ha recorrido, y hagamos el esfuerzo necesario porque ahora es “cuesta arriba”. De peores hemos salido y lo hicimos con una tremenda generosidad, con un auténtico sentido de responsabilidad. No critiquemos ahora lo que tanto esfuerzo nos hizo salir de cuarenta años de oscuridad.
“No nos creamos los cuentos que nos dicen que ‘hay que romper con todo para un nuevo sistema’”
En definitiva, no nos creamos los cuentos que nos dicen que “hay que romper con todo para un nuevo sistema”. Que “todos son iguales”. Porque lo que se esconde detrás de ese descrédito es un varapalo a la base de la democracia, a las normas para todos, y finalmente, la fractura del sistema que tendrá la consabida consecuencia: debilitar al más débil y fortalecer al más fuerte. Solamente los extremistas y falaces salen contentos de semejante ecuación. Los que nunca estarán contentos cuando de satisfacer el interés general se trate.
Si hablamos de democracia, hablemos todos, participemos todos, y sobre todo, construyamos juntos. El beneficio, sin duda, será para la ciudadanía que es lo realmente importante.
Beatriz Talegón es secretaria general de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas
0 comentarios