UN SOCIALISMO PARA EL S.XXI
Las profundas y arraigadas raíces que emanaron en 1879 de la voluntad emancipadora de la clase trabajadora se elevaron sobre tierra firme otorgando sombra y cobijo a los humillados y ofendidos por el capitalismo. Es la semilla que crece desde aquel 2 de mayo la que, bajo las siglas del P.S.O.E., extiende sus ramas y reparte sus frutos a todos aquellos que requieren de su noble presencia para que les represente y de voz a los que no la tienen, y hoy, 133 años después, cuando el fantasma de la crisis económica recorre Europa y los resultados electorales del pasado 20 de Noviembre han marchitado las hojas del Partido Socialista hasta hacerlo decaer en una profunda depresión otoñal, las fuertes raíces de su militancia deben nutrirle de la sabia filosofía que lo sustenta.
Que un Partido esté en crisis no es síntoma de gravedad cuando el paciente no está herido de muerte, pero conocido el diagnóstico, toda crisis implica un cambio, y ese cambio requiere un nuevo rumbo para que los rayos de sol devuelvan sus hojas a lo más alto del bosque parlamentario. Así, siendo sus raíces fuertes y de sólidas convicciones, la concurrencia democrática de las bases que lo sustentan es la que debe liderar un nuevo proyecto para esta nueva época apasionante e incierta que nos ha tocado vivir, y es ese cambio de rumbo el que requiere el retorno a los orígenes ideológicos que nos permitan extender sus fuertes ramas hacia todos los rincones de la sociedad para que en ellas se posen una mayoría de ciudadanos que creen en la Justicia Social y la Dignidad Humana como valores irrenunciables.
Quizá el ejecutivo saliente se dejó caer en la ausencia de previsión de una crisis que tocaba a nuestras puertas desde el otro lado del Atlántico y que durante la primera legislatura mostraba indicios evidentes de una tormenta que se avecinaba cual tarde soleada de verano en cuyo cielo se descubre un horizonte de nubes crecientes y amenazantes, mas durante los años boyantes y de riqueza que se creaba sobre los pilares inestables del endeudamiento, no se supo construir el techo que nos protegiera una vez llegada la tormenta. Lo cierto es que se perdió el rumbo, y con él la calle, y el camino elegido se convirtió en una senda de piedras con forma de políticas que no emanaban de nuestras esencias y, aunque mal explicadas, queremos creer que fueron necesarias para no caer en las garras de la intervención. Fue la propia crisis económica la que eclipsó políticas sociales y de extensión de derechos civiles, pero el elector se olvidó de ellas porque las nubes del desempleo no le dejaban ver el sol.
olvidó de ellas porque las nubes del desempleo no le dejaban ver el sol.Siendo así conscientes de que Europa está en manos conservadoras, son las fuerzas progresistas las que deben asumir una postura alternativa que haga frente a los errores que se están cometiendo en ese ímpetu de devolver deuda con más deuda, frenando así las aspiraciones de crecimiento de los países e hipotecando el futuro de generaciones de jóvenes que quieren un futuro óptimo para su país. Nosotros los Socialistas anhelamos una Europa Social que se levante sobre sus pilares fundacionales de paz y progreso, y esa tarea pasa por una mayoría progresista en los parlamentos. Así, siendo conscientes de que mientras sigan existiendo diferentes formas de entender las relaciones humanas seguirán en pie las diferentes ideologías, los Socialistas debemos tomar consciencia de que formamos parte de un mismo proyecto común, y que las aspiraciones personales deben estar supeditadas a las pretensiones del partido.Así,bienvenidos aquellos que desinteresadamente iluminan de luz las Casas del Pueblo con ideas y proyectos para un futuro mejor.
Hoy es la hora de los y las Militantes de este Partido, y son estos los que deben poner en marcha una máquina de 133 años de antigüedad pero con un potente motor que conserve y perfeccione un Estado Social y Democrático de Derecho para las generaciones presentes y futuras, y eso solo es posible mediante el retorno a la cúspide electoral.Que nadie diga que no lo hemos intentado.
Es la hora de un horno de buenas y nobles ideas, y no se ha de ver más que la luz.
José Luis Garrido
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