El más inquieto no es Rubalcaba ni Chacón, sino Rajoy
La incorporación fáctica de Carme Chacón, al elenco sucesorio –no en el sentido dinástico del término, sino en el coloquial- ha provocado una primera descarga de insultos y descalificaciones contra la ministra de Defensa desde la derecha mediática. Hete aquí la prueba irrefutable de que estos días se ha apoderado del PP un enojoso malestar porque no contaban los dirigentes genoveses con el efecto Chacón.
Han combatido durante más de tres meses –con la brutalidad dialéctica que caracteriza a los populares- al ahora vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero no han conseguido en absoluto liquidarlo políticamente. Se trata de un rival muy peligroso, con gran facilidad para el regate, adentrarse en el área y marcar goles. Ni los faisanes, ni los Gal, ni el Sitel, ni toda la retahíla de alucinantes calumnias –muchas de ellas gacetiles- han logrado doblegar a Pérez Rubalcaba.
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