¿PACTO GLOBAL?
En los últimos días, estamos viendo cómo desde los sindicatos se ha llamado a la consecución de un “gran pacto global”, en el que se lleguen a acuerdos en materia de pensiones, reforma laboral, negociación colectiva, políticas activas de empelo, etc.
¡¡¡AHORA, parece ser, que se apuesta de forma decidida por la consecución de ese “pacto global”!!!.
Ahora que se han destruido millones de empleos; ahora que se ha liberalizado totalmente el despido; ahora que se ha facilitado a los empresarios el descolgarse de los convenios colectivos; ahora que se ha permitido el acceso de las ETTs. a las bolsas de empleo público; ahora que se ha rebajado un 5% los salarios de los empleados públicos y se han congelado las pensiones; ahora que se va a ampliar la edad de jubilación a los 67 años y a ampliar a 20 o 25 años los años para su cálculo; ahora que se va a decretar la reforma de la negociación colectiva; ahora que se ha eliminado la ayuda de 426 euros; ahora que se quiere implantar el copago sanitario; ahora que se están lapidando los derechos individuales de los trabajadores, etc.,¡¡¡AHORA!!!
Empezaron hace unos días Gobierno y sindicatos, ahora se suman las organizaciones empresariales y desde las organizaciones sindicales se está forzando para que también se unan al mismo todos los partidos políticos con representación parlamentaria.
La verdad es que en estos momentos de durísima crisis económica, desestabilización y ataques mercantiles, este pacto sería necesario para poder luchar juntos contra estos poderes ocultos que nos atacan y realizar reformas de control de la economía, entidades financieras y tejido industrial español.
Pero la cuestión es que llevamos más de tres años de profunda, durísima y gravísima crisis y . . . ¿Por qué no se hizo esto desde el principio?. . . y si se intentó, ¿Quiénes fueron los culpables de su fracaso?.
Sí, digo culpables, pues la inacción, discusión y zancadillas que han protagonizado durante estos tres últimos años de crisis . . . ¿Sabéis cuanto nos han costado?.
Se han destruido millones de empleos (4.200.00 parados), millones de puestos de trabajo que tardaran años en volverse a crear por mucho pacto global que alcancemos; si lo hubiéramos hecho hace tres años quizás estaríamos hablando de algún millón menos de parados (como pasa en el resto de Europa).
¿Cuántos millones de españoles han sido empujados a la precariedad, se han quedado sin empleo, no han podido pagar la hipoteca y por ello han sido desahuciados?.
¿Cuántos ciudadanos se han visto empujados hacia el umbral de la pobreza?.
¿Cuántos millones de euros ha tenido que utilizar la sanidad pública para tratar depresiones, dependencias alcohólicas, psicotrópicos, tendencias suicidas, ansiedades . . . como consecuencia de todo este desastre?.
¿Cuánto ha podido repercutir toda esta precariedad laboral, económica, y social en el número de suicidios, asesinatos, violencia doméstica, agresiones, accidentes laborales, accidentes de tráfico, . . . cuántas muertes por todo ello?.
¿Cuántos miles y miles de millones de euros en prestaciones por desempleo, subsidios, ayudas, etc.?.
De haberse producido hace tres años este “pacto global”, quizás estaríamos hablando de menos pobreza, de menos muertes, de menos terapias, de menos paro, de menos desahucios, y de un ahorro considerable de miles y miles y miles de millones de euros que podrían haberse invertido en políticas activas de empleo. Las consecuencias por no haberlo alcanzado tres años antes son gravísimas.
¿Porqué no se intentó entonces?, ¿Porqué no se llegó a un acuerdo?, ¿Quiénes fueron los culpables?. ¿Fue el gobierno?, ¿la oposición?, ¿la patronal?, ¿los sindicatos?.
Los ciudadanos tenemos derecho a saberlo. Ellos son, en cierta medida, responsables de una parte de esta degradación social.
Ahora toca pelear y conseguir ese acuerdo y luego exigir responsabilidades.
La política no es un juego. Los políticos no están jugando al monopoly, a las finanzas o al estratego. Sus decisiones, acciones u omisiones, inciden directamente en las condiciones de vida, bienestar o pobreza de los ciudadanos; por ello las organizaciones políticas, empresariales, financieras y sindicales son responsables de las consecuencias de sus hechos y . . . . . . los ciudadanos tenemos la obligación de exigir responsabilidades.
Jesús Molíns
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