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Izquierda Socialista de Valladolid en la defensa de los Servicios Públicos

EL PSPV-PSOE NO GANARÁ ELECCIONES IDENTIFICÁNDOSE CON POSICIONES Y ACTITUDES DE LA DERECHA

El Mundo-CV. 21 de febrero de 2010. A. Tortola.

Vicent Garcés (1946-Llíria-Valencia) ha regresado a la vida civil con discreción, tras muchos años de transitar por la primera línea política desde diferentes puestos de responsabilidad institucional: concejal, diputado provincial y autonómico, eurodiputado… Mantiene, eso sí, la militancia socialista, aunque desde esa trinchera crítica que representa desde su nacimiento Izquierda Socialista (IS), una corriente del PSOE de la que Garcés es portavoz federal. Ahora, en plena madurez personal y política, Vicent ha vuelto a las aulas de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) en calidad de profesor asociado del departamento de Economía y Ciencias Sociales, a enseñar, como él dice, una parte de la historia que vivió en primera persona a unos alumnos nacidos después de la Constitución de 1978.

Vicent Garcés sigue hablando de derechas e izquierdas, mantiene el espíritu crítico y no duda en señalar que el gobierno socialista ha tardado en reconocer la crisis y su magnitud, aunque acusa a “la derecha” de aspirar a imponer su criterio “en defensa de una minoría” frente a los intereses de “la mayoría social”. Su consejo para los socialistas valencianos es claro y contundente: “Al electorado no se le atrae identificándose con posiciones, valores y actitudes de la derecha”. 

 

PREGUNTA.- ¿Cómo se ven los toros desde la barrera de la vida civil tras tantos años pisando el albero político con responsabilidades institucionales: concejal, diputado, eurodiputado…?

RESPUESTA.- Ya tuve un paréntesis institucional entre 1999 y 2007, cuando dejé las Cortes Valencianas y regresé a la Universidad para dedicarme a la enseñanza. Ese periodo me sirvió para recuperar el contacto con la realidad de las personas y sus problemas; luego, entre 2007 y 2009, trabajé como eurodiputado, y eso me ha dado una perspectiva nueva por la experiencia internacional que supuso. Creo que uno de los problemas que tiene nuestra democracia es el alejamiento de los representantes institucionales de la realidad social, propiciado, entre otras cosas, por ciertas debilidades de nuestro sistema electoral.

P.- ¿Por ejemplo?

R.- Debilidades como que los ciudadanos solo pueden expresar su opinión en torno a listas electorales cerradas y bloqueadas por los aparatos de los partidos. De eso soy ahora mucho más consciente, en la medida en que estoy fuera y vivo muy de cerca ese distanciamiento.

P.- ¿Recuerda, volviendo la vista atrás y excepción hecha de algunos momentos críticos vividos en la etapa de la Transición, situaciones de irritabilidad política tan agudas como la actual?

R.- Yo creo que lo que hay ahora es una confrontación política de primera magnitud en el contexto de una crisis sistémica muy fuerte que no ha llegado a explicarse suficientemente por parte de nadie. Si a la ciudadanía le llegara información precisa y real de lo que está pasando, gran parte del desasosiego desaparecería. Creo que Zapatero está intentando salir de la crisis económica salvaguardando los intereses de la mayoría social del país, mientras que la derecha quiere salir de esta crisis defendiendo los intereses de la minoría social. Pero eso hay que explicarlo muy bien, sin caer en la niebla de la irritabilidad coyuntural. Confrontaciones políticas de gran calado han existido desde la Transición hasta nuestros días. Ahora se habla del “pacto necesario”, pero la derecha quiere un pacto similar al de la Transición que, básicamente, consistió en la cesión por parte de sectores populares y de la izquierda ante la presión de la derecha española de la época. Ahora no debe producirse un pacto similar a aquel. Ahora debería ser la derecha quien cediera en sus intereses minoritarios ante la mayoría.

P.- Que no le ciegue la pasión de su militancia socialista: ¿Zapatero puede ser solución o es ya solo parte del problema?

R.- Es las dos cosas.

P.- Explíquese.

R.- Sí, como es las dos cosas todo el sistema económico y político. Nadie tiene una varita mágica, no hay un único responsable de los problemas que tenemos. El problema es la existencia conjunta de una crisis financiera, inmobiliaria, económica, medioambiental y energética, que es de alcance mundial y está poniendo a prueba la realidad institucional y política de la Unión Europea (UE) y de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Ante esa situación, el Gobierno español no puede dejarse subyugar por la presión interna y externa de los grandes lobbys de poder.

P.- ¿Y Rajoy? ¿Cree, como se comenta en el mismo PP, que puede ser mejor Presidente del Gobierno que candidato?

R.- Yo creo que si el PP llega al Gobierno no será exclusivamente por Rajoy, sino por la incapacidad del PSOE, del Gobierno actual y del conjunto de la izquierda española de forjar un bloque poderoso como para evitar que la derecha saque partido de la actual situación en beneficio de sus intereses. La derecha en el Gobierno hará lo mismo sea o no Rajoy su presidente.

P.- Veamos la política como una carrera de galgos: si tuviera que apostar todo lo que tiene pensando en clave electoral, ¿por quien apostaría, por el galgo Zapatero o por el galgo Rajoy? Ya sabe que las encuestas sitúan al PP por delante del PSOE en intención de voto…

R.- Quedan dos años para las elecciones generales, y antes están las catalanas, las autonómicas y municipales de 2011, y el desarrollo de todos los planes anticrisis: el desenlace de todo ese proceso no está escrito.

P.- ¿Cree que queda partido por disputar?

R.- Sí. Las encuestas reflejan una coyuntura pero no determinan un resultado a dos años vista.

P.-Pregunta obligada: ¿tiene alguna receta, no ya para salir de la crisis pero sí, al menos, para paliarla?

R.- Creo que el Estado debe buscar recursos para hacer frente a sus compromisos sociales en todos los ámbitos, con la complicidad y el apoyo de todos los sectores. Dicho esto, creo que habría que obligar al sistema financiero español, a los grandes poseedores de riqueza, a que hagan un esfuerzo proporcionalmente mucho mayor del que se está exigiendo a los trabajadores de todo tipo, y también creo que la UE debería adoptar un rol más importante en la lucha contra la crisis dentro de sus fronteras y en el resto del mundo. Hay que ir hacia un nuevo orden internacional, con una lógica económica y de crecimiento distinta a la que se ha seguido en el siglo XX.

P.- Hasta hace poco más de un año, usted vivía más de media semana en Bruselas y el resto del tiempo lo pasaba subido a un avión viajando por medio mundo. Dígame una cosa: ¿de verdad en el exterior se tiene una imagen tan penosa de España como se nos ha dado a entender estas últimas semanas en foros y medios de comunicación internacionales?

R.- No es esa mi experiencia. Creo que el Gobierno de España está siendo sometido a una gran presión política, económica y financiera, con expresiones mediáticas, para que se entregue en los brazos de la derecha; es posible, incluso, que haya sectores dentro de la izquierda española que también estén en esa idea. España ha conseguido, tras la dictadura de Franco, un gran prestigio en ámbitos como América Latina y el Mediterráneo, y también ha sido considerado por la UE como un país con un gran potencial. Esa realidad se está viendo empañada en estos momentos por lo que acabo de explicar y por unas dificultades reales que surgen de una estructura económica conformada durante el siglo XX de manera desequilibrada.

P.- En sus muchos años de militancia y como dirigente de la corriente crítica del PSOE Izquierda Socialista (IS), ha mantenido posturas abiertamente divergentes con la ortodoxia de su partido. Ejerza de crítico y dígame qué errores cree que ha cometido el Gobierno  en la gestión de la crisis…

R.- Primero, creo que tardó demasiado en reconocer la existencia y la profundidad de la crisis; segundo, creo que está zigzagueando de manera excesiva en la adopción y aplicación de políticas anticrisis. Dicho esto, no es menos cierto que el estallido singular de la crisis en España ha sido de tal magnitud que hacía difícil adoptar de manera rápida las respuestas adecuadas.

P.-Aún viviendo fuera de España, siempre ha procurado mantenerse vinculado y al tanto del devenir del PSPV-PSOE. ¿Aprueba o comparte el trabajo que está llevando a cabo su actual dirección con Jorge Alarte como secretario general?

R.- Yo me siento vinculado al PSPV-PSOE desde sus orígenes porque, de alguna forma, estuve en la formación del partido. Ahora observo un cambio generacional muy importante, cambio que era necesario, pero no estoy totalmente convencido de que ese cambio vaya acompañado de una mejora real en las políticas propuestas por la actual dirección del PSPV-PSOE. Por ejemplo, no comparto el haber liquidado el modelo de organización comarcal de los últimos 30 años, y no solo por una cuestión organizativa, sino porque eso refleja un concepto de articulación del País Valenciano distinto al que hemos estado preconizando durante décadas. No estoy seguro de que los intentos de conseguir un perfil propio del socialismo valenciano hoy tengan que significar una concesión a valores y actitudes propios de la derecha valenciana.

P.- Los análisis y estudios sobre el por qué el PP valenciano logra convocatoria tras convocatoria éxitos electorales podrían cubrir metros de estantería. ¿Tiene su propia teoría al respecto?

R.- Yo creo que la derecha valenciana ha conseguido articular un partido único donde confluyen los intereses económicos, sociales, políticos e ideológicos del conjunto de esa derecha, una derecha acostumbrada a mandar en el territorio valenciano desde 1939 hasta 1975 y que vivió el acceso de la izquierda a los gobiernos locales y de la Generalitat como un paréntesis que lograron cerrar en 1991y 1995. Desde entonces, se han instalado en un ejercicio clientelar del poder político e institucional, y con una prolongación de los valores tradicionales de la derecha valenciana hacia el conjunto del pueblo valenciano. Además, pienso que el PSPV, el resto de la izquierda y las organizaciones sociales progresistas no supieron hacer una tarea didáctica y de ampliación de valores en la época que gobernaron y, ya en la oposición, no han sabido articular una respuesta política adecuada.

P.- ¿No “supieron” o no “supimos”? Usted estaba ahí, formando parte de ese entramado y en puestos de responsabilidad institucional…

R.- Yo me siento implicado en ese proceso desde la oposición interna de mi propio partido.

P.- ¿Qué le recomendaría a Jorge Alarte, de cara a las elecciones autonómicas y municipales de 2011, para recuperar espacio electoral?

R.- Lo mismo que ya he dicho en algunas ocasiones en el Comité Nacional de mi partido: creo que el objetivo de ganar las elecciones de 2011 es muy importante y que el PSPV-PSOE debe reorientar su trabajo pero no a costa de cualquier cosa. Nos equivocaremos si creemos que vamos a atraer al electorado identificándonos con posiciones, actitudes y valores de la derecha; al contrario, pienso que solo si somos capaces de diferenciar nítidamente nuestros valores y nuestras propuestas de las de la derecha, tendremos opciones de ganar. Hemos de ser más socialistas, más valencianistas, más demócratas y más federalistas.

 

EN CLAVE PERSONAL

“SOLO LA DEGRADACION DE LA POLITICA LLEVA A ABORRECERLA”

PREGUNTA.- Ha viajado por todo el mundo. Dígame un sitio al que volvería siempre y otro al que siempre evitará regresar.

R.- Tengo muchos sitios donde volvería… Aquellos en los que he vivido la amistad y he tenido experiencias de aprendizaje  que han valido la pena desde un punto de vista humano. No volvería a lugares donde he vivido lo contrario, la traición, la violencia, la miseria, la ausencia de solidaridad y la degradación del ser humano. Me siento muy bien en América Latina y en todo el Mediterráneo.

P.-Y si hablamos de espacios temporales…

R.- No me gustaría volver a una situación como la del golpe de Estado de 1973 en Chile, yo estaba allí, aunque unos años después, cuando el 23-F de 1981, recordé durante unas horas lo que ya había vivido. Tampoco me gustaría volver a momentos en que la lucha partidaria coyuntural provocó enfrentamientos personales. Me gustaría recuperar los momentos en los que eran importantes los valores de igualdad, de respeto y confianza, de saber que uno solo no es nada, que nos necesitamos.

P.- ¿Ha calculado alguna vez cuántas horas ha dedicado a la política? Y, sobre todo, ¿valió la pena?

R.- Yo estoy en política desde la segunda mitad de los años 60, más de 40 años, y sí, ha valido y sigue valiendo la pena. La política puede ayudar a mejorar las cosas y solo la degradación de su práctica lleva a aborrecerla.

P.- Ha vuelto a las aulas universitarias a enseñar. ¿Qué se ha encontrado allí?

R.- Unos nuevos jóvenes nacidos después de la Constitución de 1978 para los que “eso” ya es historia que tienen que aprender. Yo viví, a su edad, lo que ahora les estoy explicando. Me gusta poder contrastar con ellos los tiempos vividos y los que se van a vivir.

P.- Y también ha vuelto al campo, a cuidar los naranjos familiares. Permítame que sea un poco tendenciosa en la pregunta: ¿mejor un hemiciclo o un huerto de cítricos bañados por el sol y el aire del Mediterráneo?

R.- Soy ingeniero agrónomo, pero cada vez me identifico más con los campesinos, en tanto que productores de alimentos y agentes necesarios para la vida.

P.- Oiga, le ha quitado toda la poesía a la pregunta hablando de “productores” y “agentes”…

R.- Se la devuelvo enseguida: entre la contaminación industrial y de las grandes urbes y el aire puro del medio rural, prefiero lo segundo.

P.- Imagine que yo soy su hija. ¿Qué consejo me daría para ir por la vida?

R.- Uno no, te voy a dar cuatro: ser honrado con uno mismo y con los demás; no dejarse explotar; tener los ojos abiertos al conocimiento, a la vida, y tratar de implicarse con los que más lo necesitan.

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