¡GRACIAS a nuestros jóvenes médicos!
El pasado día 20 de diciembre fui operada en el Hospital Río Hortega, concretamente en la séptima planta, en CMA, de un problema de obstetricia.
Estamos acostumbrados a leer opiniones negativas, o al menos poco positivas de la sanidad pública. Sin embargo, yo me siento obligada a agradecer de forma sobresaliente e incluso con matricula de honor al equipo que realizo mi intervención. No sé si realmente son buenos o no en su trabajo, pero lo que si puedo asegurar es que en calidad humana merecen el máximo reconocimiento.
No me dio tiempo a dudar de cómo iría todo, porque con la simple amabilidad y acogimiento con el que me recibieron, especialmente el que me ofreció la anestesista (lamento profundamente no conocer su nombre para escribirlo con letras mayúsculas) Sólo sé que era muy joven y afable. Los equipos que operaron ese día en temas ginecológicos fueron los de la Dra. González Tejedor y del Dr. Vázquez. Los dos esplendidos.
Siempre he tenido claro que la sanidad pública tiene los mejores medios técnicos, pero ahora afirmo que tiene también algunas joyas humanas.
Mi sentir fue que me extendían una alfombra roja y que en ella me elevaban en una nube de algodón, con voces dulces y "angelicales", los cuales transmitían tranquilidad y sosiego, en lugar de entrar en un espacio que normalmente se presenta traumático o al menos inquietante. Aunque suene pedante e irreal, esa fue la pura verdad.
He de advertir que el conjunto de facultativos participantes en el quirófano estaba compuesto por jóvenes de entre 25 a 40 años.
Espero que nuestros jóvenes permanezcan en nuestras plantillas sanitarias y que su pedagogía siga siendo de la misma exquisitez, que no tengan que emigrar y que continúen con el mismo ánimo que me mostraron.
Por ello, no me queda otro remedio que decir: ¡gracias, gracias y mil veces gracias!
Amelia Lapeña Rincón.
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