Si llego a ser líder del PSOE lo primero que haré será reforzar una alianza de izquierdas
El miembro de Izquierda Socialista es el único que ha confirmado que pugnará por suceder a Rubalcaba. "Las bases sí son de izquierdas. Las direcciones, no", afirma.
Lleva en el PSOE desde principios de los años 90, y ya desde entonces se integró en la corriente crítica Izquierda Socialista. Como diputado, José Antonio Pérez Tapias (Sevilla, 1955) se negó a apoyar la reforma constitucional que supuso la incorporación del artículo 135, y desde su salida del hemiciclo ha mantenido una posición enfrentada con muchas de las decisiones adoptadas por el secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, al que pretende suceder. Él, que actualmente es el decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, es el primer miembro del partido que ha dado el paso y ha confirmado que se presentará al congreso de los días 26 y 27 de julio. Ayer, atendió a Público por teléfono.
¿Por qué ha decidido dar este paso?
Ha sido una decisión personal que ha venido enmarcada en el debate que tuvimos en la coordinadora federal de Izquierda Socialista, donde estuvimos analizando los resultados electorales del PSOE en las elecciones al Parlamento Europeo. Y también en el contexto de la sociedad española y de una UE muy desdibujada. Hemos pensado que había que aportar al PSOE lo que pudiéramos suponer desde nuestra trayectoria colectiva. Queríamos una candidatura que llevara al PSOE a reubicarse a la izquierda.
¿Cuáles son sus principales propuestas para cumplir con ese objetivo? ¿Qué hará si es líder del PSOE?
Nosotros desarrollaríamos con todo el partido toda una serie de propuestas que venimos haciendo desde mucho tiempo atrás, tanto desde el punto de vista económico hasta las cuestiones que tienen que ver con la crisis institucional del Estado. Lo primero que haríamos sería reforzar una alianza de izquierdas tanto en España como en el contexto europeo.
¿Cree, por tanto, que para ser creíble el PSOE debe recuperar sus alianzas con IU o con otros partidos como Podemos?
Lo que tiene que hacer el PSOE es no sólo mirar qué posibilidades hay en acuerdos con el PP, sino que sin añoranzas de un bipartidismo que empieza a ser ya cosa del pasado, ubicarse en esa nueva realidad y pensar cómo puede contribuir a la articulación de la pluralidad de la izquierda. Y por ahí generar alternativas a unos proyectos neoliberales que se nos vienen imponiendo con una fuerza que, al parecer, resulta imparable, cuando no debe ser así. Y esas políticas neoliberales quien las viene encarnando en España es el PP. Por lo tanto si se buscan alianzas no hay que buscarlas con el PP, sino con acuerdos y alianzas por la izquierda.
¿Está diciendo que la dirección del PSOE busca esas alianzas con el PP?
Es una cuestión que aparece reiteradamente formuladas por unos o por otros. También es verdad que cuando alguien la explicita se desmiente a continuación como pasó cuando lo dijo Felipe González. En todo caso, si alguien pretendiera caminar en esa dirección lo que nosotros proponemos es caminar en una bien distinta. En este caso la pretensión no es sólo una reubicación en el mapa político, sino desarrollar alternativas a las políticas que nos están llevando a hundirnos en el abismo.
¿Cómo debe ser la estrategia de oposición del PSOE?
Mucho más contundente y mucho más decidida. Que a la crítica le siguiera una propuesta cuyas medidas concretas vinieran enmarcadas en un proyecto alternativo que la ciudadanía pudiera percibir con la suficiente nitidez. Sabido es que se han hecho muchas propuestas en la propia Conferencia Política, pero esas propuestas quedan ahí dispersas, yuxtapuestas unas con otras, y la ciudadanía no llega a percibir que allí haya un proyecto alternativo de izquierdas con la suficiente fuerza y confianza.
¿Ha dejado el PSOE de ser de izquierdas, como apuntan algunas voces de fuera del partido?
El PSOE con las políticas que se pusieron en marcha en la última etapa de Zapatero se desmintió a sí mismo. Es verdad que algunas podían estar muy condicionadas por la coyuntura, pero muchas otras se dieron en una dirección que nunca se debían haber dado. Prueba de ello es, sobre todo, la reforma constitucional del 135, para el cual se metió una cuña marcadamente neoliberal en nuestra Carta Magna de consecuencias lamentables porque pone difícil salvar lo que son elementos fundamentales de un Estado social, cuando todo se limita a la prioridad absoluta del pago de la deuda pública.
Pero, ¿usted cuestiona que el PSOE siga siendo de izquierdas?
Lo que cuestiono es que el PSOE se identifique sólo con sus dirigentes. El PSOE tiene, afortunadamente, una amplia base de militancia que sí se ubica en la izquierda. Lo que pretendemos hacer es que haya esa mayor sintonía y coherencia de lo que se piensa en las bases y lo que se aplica desde el partido, o desde determinados cargos institucionales.
Cree, entonces, que las bases sí son de izquierdas pero las direcciones no.
Exactamente. Las políticas que han aplicado llevan a un distanciamiento fuerte entre las bases y muchas veces las direcciones del partido en distintos territorios y en el ámbito federal. A las bases les cuesta muchas veces identificarse con las políticas que se han diseñado o se ha aplicado. Prueba de ello es que constantemente se intenta apuntar en otra dirección pero no llega a cuajar esa posición. Desde luego, si la reforma del 135 que los diputados de Izquierda Socialista no votamos, se consulta a la militancia, se lleva a un Comité Federal o se somete a referéndum, no se hubiera producido.
Usted parte con menos posibilidades que el resto de los candidatos. ¿Cómo va a cambiar esa tendencia?
Es verdad que tenemos posibilidades, menos recursos y yo como candidato un grado de alcance menor en los medios. A partir de ahí trabajamos con el apoyo de muchas compañeras y compañeros de todas las federaciones.
Entiendo que se presenta para ganar.
¡Claro! Aquí no nos presentamos ninguno para ir de perdedores. Somos conscientes de las limitaciones, y vamos con espíritu deportivo. Sin cortapisas vamos a activar el debate en el seno del partido. Que sea un congreso en el que se explicite la pluralidad, donde se manifiesten las ideas que puedan encarnar unas candidaturas y otras y estamos en contra de un congreso que se resuma en la aclamación de una candidatura o a plantear una salida de tono mesiánico en torno a una propuesta muy unipersonal.
¿Le ha gustado la propuesta aprobada por la Ejecutiva para que se haga una consulta previa al congreso?
Sí, claro. Nosotros hemos planteado, defendido y apoyado lo de 'un militante, un voto'. Es verdad que se queda en una consulta y no tiene carácter decisorio cuando se aplica en una consulta. Pero es un paso importante que queremos que se ponga en marcha con reglas claras, con plena transparencia, con igualdad de oportunidades en cuanto a censo, a posibilidades etc.
¿Está lanzando sospechas de que pudiera ocurrir lo contrario?
No, pero las propias organizaciones a veces acumulamos nuestros vicios, y hay que ponerse de antemano el antídoto contra ciertos vicios y ciertas patologías de las organizaciones y hacer prevalecer un espíritu de participación, un ejercicio de libertad, la expresión de la pluralidad legítima dentro del partido y que es contrario al cierre de filas.
¿Por qué es usted mejor secretario general que otros de los que suenan como aspirantes, como Eduardo Madina o Susana Díaz?
Si me permite, yo no hablaría de por qué soy mejor. Lo que sí especificaría es por qué represento a una candidatura distinta. En este caso hay una trayectoria que avala ese posicionamiento de izquierdas que queremos que fuera de todo el partido. Venimos de haber hecho desde hace tiempo propuestas en esta dirección. No partimos de cero ni yo ni quienes me apoyan. Hemos defendido desde mucho tiempo atrás propuestas en torno a un Estado federal que apunte a un horizonte de Estado plurinacional. Hemos defendido propuestas en torno a la laicidad del Estado desde décadas atrás denunciando los acuerdos entre Iglesia y Estado que lastran el principio de Igualdad. Venimos avalados por esa trayectoria ideológica y de acción política.
Madina se comprometió a presentarse si había consulta previa, por lo que dará el paso. Díaz, en cambio, no lo ha aclarado todavía. ¿Se presentará?
Todo el mundo cuenta con que Susana Díaz puede representar una candidatura muy potente, y si diera el paso así sería. A ello se suma la llamada presión —porque así se ha calificado por los mismos medios— que están ejerciendo los propios secretarios generales de las federaciones del partido. Por otra parte ella no ha mostrado ninguna intención de frenar esas manifestaciones o declaraciones. Todo indica que es bastante probable que se presentará.
¿Representa ella la necesaria renovación del partido?
Si lo creyera así no estaría yo presentándome tratando de proponer una renovación más efectiva tanto en las ideas como en la organización de un partido más abierto a la ciudadanía. Ella tiene que resolver la papeleta complicada de si es o no compatible ese puesto en la Secretaría General del partido con la Presidencia de la Junta de Andalucía. Son dos ámbitos muy distintos y en dos órbitas diferentes.
¿Lo ve usted compatible?
Normativamente no hay ningún inconveniente. Pero de hecho es sumamente complicado, por decirlo de una manera de cortesía. Le obligaría antes o después a tomar ciertas decisiones.
¿Fue suficiente el paso que dio Rubalcaba tras las elecciones para asumir la responsabilidad por la mayor derrota electoral del partido?
Lo que hubiera correspondido es presentar la dimisión. Nosotros insistimos en ello y así lo hemos dicho públicamente. Asumir unos resultados como esos, que muestran un declive fuerte del PSOE una vez más, y llevando los porcentajes a unas cotas muy bajas, lo razonable es la dimisión.
Él dijo que no dimitió por el tema de la abdicación del rey.
Eso lo ha dicho después, pero aún así el hecho es que la derrota electoral nos ha metido en un estado de interinidad del secretario general y de su Ejecutiva que genera cierta incertidumbre en todo este proceso. Por otra parte, dado el calado de las cuestiones que se plantean, del congreso, por lo menos tenía que haberse convocado el Comité Federal. Que no se convoque es algo que debe someterse a críticas.
¿Debían haberse hecho las primarias abiertas antes que el congreso?
Es lo que estaba previsto y tenía sus ventajas. Siempre se ha subrayado esa conexión con la ciudadanía, esa apertura previa. El hecho es que el congreso está convocado. Y reconociendo la voz de las primarias, y reforzando el compromiso de que se celebren cuando se aprobó, también hay que ponerse en el congreso mismo. También nos parece un exceso levantar el tope para que cualquier candidatura pudiera acumular un caudal de avales en número indefinido, porque podría llegar a coartar las posibilidades de otras candidaturas.
¿Cree que si Rubalcaba hubiera dimitido la respuesta del partido ante la abdicación del rey habría sido diferente?
No se sabe, porque que está siendo la que es. Tampoco la dirección de un partido gravita sólo sobre una persona por mucho que sea muyb relevante el papel de quien ocupa la Secretaría General. La posición del PSOE en su conjunto está decantándose en una dirección, y yo pienso que podría ir en una dirección diferente.
Se lo pregunto porque tanto desde Izquierda Socialista, como desde Juventudes o desde otras federaciones han pedido un referéndum para decidir entre monarquía y República. ¿Es posible poner esa consulta en marcha desde el PSOE?
Cuando lo decimos no lo decimos como un brindis al sol. Tampoco estamos diciendo que el referéndum se convoque mañana. He manifestado que ese referéndum entre monarquía o República debe enmarcarse en un proceso constituyente. En un recorrido que tendría que iniciarse de debate entre las fuerzas políticas, abierto a la ciudadanía, acerca de cuestiones que tenemos pendientes de resolver en cuanto a nuestro futuro político.
El PSOE, ¿es republicano o accidentalista?
(Risas) El PSOE tiene una tradición republicana y una memoria republicana que tiene que mantener viva, y no como adorno. Esa memoria republicana hay que activarla con todas las consecuencias políticas. Lo cual no está reñido con que se haga con la máxima prudencia y consideración con quienes están en los puestos de la jefatura del Estado, y con una ciudadanía que es plural y sobre la cual hay que buscar el necesario consenso en todas estas cosas. El PSOE debe mantener su posición republicana. En la Comisión Constitucional del 78 así lo mantuvo en la enmienda correspondiente. Y esa concepción republicana afecta, también, a una visión de la democracia, un concepto de ciudadanía y una manera de entender la participación política. Es un legado indispensable del PSOE.
Habla del largo plazo, Pero en el corto, ¿ha hecho bien el PSOE apoyando junto con el PP esa ley de abdicación?
Espero que haya un debate en profundidad sobre esto dentro del Grupo Socialista. Se podía haber adoptado una decisión más matizada, la verdad.
Pero se apoya, o no se apoya.
No, porque se puede adoptar una posición de abstención. Con el compromiso de que se va a abrir ese proceso de cara a una reforma constitucional, para no adelantar cuestiones que se van a abordar después, se puede mantener una posición de abstención sin que eso suponga ninguna quiebra del pacto constitucional.
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