Uno de los aspectos curiosos de la UE es la relación inversa y predecible entre la cantidad de dinero que está en juego y el tiempo que se invierte en las negociaciones. Nada lo ilustra mejor que el horrible espectáculo de las negociaciones sobre el presupuesto de la UE.
No hay que dejarse engañar por la cifra del billón de euros. Esta suma se aplicará en un periodo de siete años, durante los cuales, las previsiones apuntan a que el producto interior bruto de la UE ascenderá a unos 100 billones de euros. La polémica no es sobre el presupuesto, sino sobre alrededor de un tres por ciento del mismo. Si se mide según el producto interior bruto de la UE, los volúmenes tan controvertidos se traducen en alrededor del 0,03 por ciento. Sería un acto de temeridad aritmética atribuirle a este porcentaje un significado macroeconómico.
En cambio, la solución de la crisis de la eurozona acabará costando dinero de verdad y tendrá un verdadero significado económico. Esto es en lo que deberían centrarse los líderes de la UE y no en el presupuesto de la UE.
Un mercado único estancado
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