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Izquierda Socialista de Valladolid en la defensa de los Servicios Públicos

Discursos de odio

No debería el ciudadano empatizar con aquellos políticos que acuden al fácil y peligroso discurso xenófobo para obtener el voto del desempleado o del descontento, más aún cuando incapaces aquellos de domar su odio hacia el extranjero, les culpan de los males económicos que otros han generado o de una delincuencia innata en su código genético que no portan.

 

Estando todos sometidos al mismo principio de igualdad ante la ley, latinos, europeos, árabes, o autóctonos son capaces de las mismas virtudes y defectos, pues es la condición humana la que históricamente ha mostrado su predisposición a delinquir, bien por unas u otras causas que exteriorizan las deficiencias en el proceso de socialización tan importante.
 

Más destacable hoy es el papel de la mujer inmigrante, que sobre sus espaldas llevan el peso de la economía familiar ante la decadencia del único efecto llamada que ha llevado a los hombres al desempleo o retorno: la construcción, siendo además de supina ignorancia las opiniones que  expresan las mayores facilidades de acceso a servicios públicos o vivienda a extranjeros, y es que aunque la universalidad de la sanidad o educación son valores fundamentales e intrínsecos de nuestro Estado Social, no se puede dejar de pasar por alto que un extranjero necesita , a título ejemplarizante, cinco años de residencia legal o de larga duración en España para acceder a ayudas de vivienda.( Art.13 LO.4/2000 de extranjería).
 

No obstante, quien pretenda hablar con juicio de la condición de los inmigrantes, habrá de apearse a ellos y conocer de cerca sus circunstancias. Es entonces cuando hallará en sus ojos el desgarro de la distancia familiar o los mismos sueños de progreso que todos deseamos. Son más los puntos de encuentro que las distancias, pues las diferencias de hábitos, motivadas por circunstancias de clima e historia, no alteran lo esencial y lo común.
 

Sin embargo, sólo cubre páginas heroicas aquel que, con un discurso inmaculado, conquista el porvenir y eleva sobre la faz de la tierra enormes columnas que exaltan lo digno del Hombre, y no aquel que baja a lo mísero de su pensamiento para despertar un odio que espanta.
 
Rómpanse las alianzas con aquellos que creen tener un derecho superior y capaz de lastimar a los de otros; ábranse las puertas a políticas de integración que eviten discursos de odio y entiéndanse los Seres Humanos para construir un prospero porvenir de Justicia y Fraternidad.
 
 
José Luis Garrido García

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