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Izquierda Socialista de Valladolid en la defensa de los Servicios Públicos

La conspiranoia de la derecha

Se trata de una enfermedad de la que algunos no consiguen encontrar el tratamiento adecuado para su exterminación. Es un virus que adquirió Aznar cuando los atentados del 11-M por falta de previsión y de visión política. Solución: lanzar a los cuatro vientos que la autora era ETA, y mantener el argumento inaudito de que todo fue una conspiración para derribar el Gobierno del Partido Popular.

 

Siete años después de los atentados y cuatro de que la justicia dejara muy claro lo que todos sabíamos, oír todavía a seudoperiodistas, a seudoabogados, y a seudopolíticos, tratar de imbuirnos que los atentados fueron obra de ETA en connivencia con los socialistas, no tiene otro calificativo que el de repulsivo.

 

Todavía no sienten la suficiente vergüenza de haber tratado de confundir, con malas artes, un matacucarachas con un explosivo, un programador de lavadora con un detonador o un antiséptico con un producto para fabricar explosivos. La desvergüenza no tiene límites.

 

La conspiranoia es una enfermedad que algunos padecen, hasta llevarles a acusar a las Fuerzas de Seguridad del Estado de manipular e inventar pruebas. Lo hicieron, lo siguen haciendo y, desgraciadamente para España, lo seguirán haciendo. El corrupto y los que le rodean, ponen en escena la obra conspirativa en la que sufren la persecución de ciertos medios, sufren un ataque frontal de jueces y fiscales, los policías se inventan informes, y hasta los propios Gobiernos se dedican a perseguirlos. Todo el mundo conspira contra ellos. ¡Son las víctimas!

 

elpais.com/articulo

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