CRECIMIENTO ECONOMICO VERSUS REFORMAS ESTRUCTURALES
Francisco Parra Rodriguez
Doctor Economía UNED
Miembro de Izquierda Socialista
En estos tiempos tan locos en donde todo aparece confuso y se castiga una política económica y la contraria, lo sensato sería poner orden en el debate y así ayudar a quienes tienen que tomar una decisión a diferenciar los efectos de unas medidas de otras, pero como ocurre en el popular tango argentino “¡Todo es igual!, ¡Nada es mejor!”, la ciencia económica no cabe duda que vive “revolcada en un merengue” y que lo “mismo da un burro que un gran profesor”.
Antes de ayer el FMI nos dio un recetario para salir de la crisis patria que se resume en tres puntos:
- Reforma laboral
- Reforma financiera
- Reforma del sector público
Ayer el economista jefe de dicho organismo, Olivier Blanchard, aseguró que adoptar un excesivo celo por la austeridad podría “limitar el impacto de la consolidación fiscal en curso sobre el crecimiento a corto plazo de sus economías”. ¿En que quedamos?
Nadie duda de la necesidad de las reformas que propone el FMI para la economía española, pero en política económica el plazo de actuación cuenta y dado que los efectos sobre el crecimiento económico de dichas reformas lo van a ser a lo sumo en el medio plazo, se debería explicar con claridad que acometer de forma urgente dichas reformas no va a significar el que la gente encuentre de forma inmediata empleo y que por lo tanto el desempleo se vaya a reducir alguna décima en este y el año que viene. Dada entonces la complejidad y transcendencia de dicha reformas ¿es necesaria la urgencia que nos demanda el FMI?
Para quien quiera o no quiera entenderlo, estimular el crecimiento a corto plazo se puede realizar a partir de dos posturas “científicas” para alguno e “ideológicas” para otros. La economía keynesiana propone un aumento exógeno de la demanda agregada a partir del incremento del gasto publico, que no es otra cosa que el aumento de los pagos del estado a las empresas y agentes económicos, financiado a través de un aumento de la base monetaria, es decir con dinero nuevo; y esto es hasta ahora lo que se estaba haciendo en Europa, más por la inoperancia del sistema financiero que por propósito deliberado de la elite gobernante, es decir se rescatan los bancos con dinero nuevo que crea el BCE y lo ponen en circulación los gobiernos ya que el sistema bancario en vez de prestarlo a empresas para aumentar la liquidez opta por prestárselo a los propios gobiernos para sanear sus deteriorados balances. El aumento exógeno de la demanda agregada también puede venir por la vía del comercio exterior, y ocurre de forma rápida cuando la moneda nacional se devalúa y favorece la competitividad de las exportaciones, y esta es la base de la recuperación que en la actualidad muestra el PIB europeo según los recientes datos. La economía neoclásica opta por la vía de solucionar los problemas a través de la oferta agregada, es decir estimulando la producción de las empresas y en la confianza de que lo que se produce de más, tarde o temprano se va a consumir, bien por los nacionales que recuperen el empleo o por los extranjeros si se mejora la competitividad de las empresas en los mercados de exportación, y este estimulo a la oferta agregada solo se logra reduciendo los costes de producción, y los costes de producción que se pueden reducir de forma inmediata, que son los laborales o los impuestos y cotizaciones que el estado cobra por producir. La primera cuestión y existiendo sindicatos, solo se puede lograr en una negociación colectiva a la baja y con la lógica conflictividad social - en ausencia de sindicatos no cabe duda de que esta medida sería inmediata y efectiva - pero nos guste o no este no es el caso de los países europeos y menos el de España en donde además dicha negociación parece que quedo o anda resuelta. La otra forma es reducir la imposición indirecta y las contribuciones empresariales a la seguridad social pero esta otra salida presenta el pequeño inconveniente del déficit público y su financiación, y por lo tanto tampoco contaría con el aplauso de los mercados financieros. Dado el “nudo gordiano” que atenaza a la visión liberal de la economía sus defensores nos asaltan con la urgencia de las reformas estructurales de medio y largo plazo.
Estas reformas nadie duda de que sean necesarias pero en las tres que nos propone el FMI existen evidentemente múltiples aristas. Además, no son las únicas necesarias, cabría añadir alguna cuestión relativa al funcionamiento de los mercados de energía o de la orientación productiva de los sectores económicos, pero en la tradición liberal los problemas productivos se resuelven de forma adecuada dentro del mercado y por tanto la sostenibilidad de la economía no es problema para los economistas del FMI.
El mercado laboral español es dual, tiene una población protegida y otra al pairo de los vaivenes de la economía, su grado de temporalidad excesivo, provocando por un lado flexibilidad para las empresas y desprotección y altas tasas de desempleo en los ciclos recesivos de la economía, y lógicamente esto hay que solucionarlo pero aumentando la protección laboral de los actualmente desprotegidos como aspecto principal de la reforma, un optimo laboral para todos no es fácil de alcanzar, pero un subóptimo requiere tiempo y dedicación y no creo que necesite de prisas y urgencias. La reforma financiera es necesaria pero no solo por la situación que atraviesan las cajas de ahorro españolas sino por el convencimiento de que el mercado financiero en vez de intermediar, es decir captar depósitos y conceder créditos a aquellos proyectos de futuro cobrándose su remuneración e través del diferencial de interés entre créditos concedidos e interés pagado y teniendo una estructura operativa suficiente, su propósito no es otro que ganar comisiones monetizando los créditos concedidos u otras operaciones inconfesables, el problema de las cajas de ahorro españolas es que han tratado de aumentar su cuota de mercado en un conjunto de operaciones crediticias-inmobiliarias de oscuros intereses y abundantes comisiones en las que se pretendía fidelizar una clientela a partir de la concesión de una hipoteca de por vida, cuenten ustedes cuantas promociones inmobiliaria tenía como primer cliente en sus bajos comerciales a una caja de ahorros, el resultado es ahora morosidad y una estructura comercial ineficiente; claro que si la mediación bancaria adecuada tampoco se garantiza con la practica financiera de la banca privada, lo cual también está suficientemente demostrado antes y después de la crisis, la reforma financiera española de las cajas no debería eludir la posibilidad de crear una banca publica que supliera los evidentes defectos de funcionamiento de este mercado. Por ultimo queda la reforma de la administración, esta estructura territorial que se nos hace tan cara de financiar y en donde se mezclas susceptibilidades nacionalistas tanto por parte de la derecha liberal y la izquierda progresista, como para abordarla de la noche a la mañana.
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