MEDICION DEL PIB
05/01/2010
Por: Francisco Parra Rodríguez Doctor en Economía Aplicada Ex-Profesor de la UNED Miembro de Izquierda Socialista - PSOE de Valladolid
Para medir el crecimiento económico o el nivel de renta que disfruta una población se utiliza el Producto Interior Bruto como macromagnitud de referencia, bien sea valorado en precios, en tasa de crecimiento del índice de volumen (crecimientos en precios constantes) o en valores per cápita.
El PIB es un agregado macroeconómico del Sistema de Contabilidad Nacional (SCN) que en la mayoría de los países se elabora bajo metodologías armonizadas desarrolladas por las Naciones Unidas (SCN-93) o la Unión Europea (SEC-95) que adapta a su área el SCN de las Naciones Unidas. Las valoraciones que se derivan de un SCN tienen por tanto una valoración común de las magnitudes que permite la comparabilidad de las cifras que publican los distintos países, y una sistemática en su elaboración que incluye desde la elaboración de cuentas desde la perspectiva nacional, sectorial e institucional, productiva o financiera, anuales y trimestrales, integrada o desagregada en cuentas satélites que valoran en el marco de las definiciones contables del SCN actividades tales como el turismo, la producción doméstica, los recursos naturales, la sanidad, el transporte , etc.… si bien este último apartado del SCN es el que ha tenido un desarrollo más parcial y limitado, en la estadística pública, de forma que es únicamente el turismo el que cuenta con una metodología internacional de referencia (CST de la OMT) y producción estadística normalizada; y todo ello desarrollando una sistemática de clasificaciones de actividad económica, productos, funciones administrativas, nomenclaturas de comercio exterior, etc.… común para todos los países y espacios económicos.
Aunque el PIB es la macromagnitud de referencia más utilizada en el SCN, este valora multitud de operaciones económicas y obtiene diferentes agregados igualmente relevantes: Renta Nacional Disponible (Bruta o Neta), Gasto o consumo final, Formación Bruta de Capital, Capacidad Necesidad de Financiación de la Economía, etc.… Si bien el valor informativo que tiene el PIB deriva de su capacidad informativa ya que se interpreta bajo tres ópticas:
a) La productiva o sectorial: el PIB es la suma de los valores añadidos brutos que obtienen los diferentes sectores productivos, obteniéndose el valor añadido de cada sector como diferencia entre producción de bienes y servicios y consumos intermedios utilizados en el proceso productivo.
b) La de demanda: el PIB se destina al gasto en consumo privado y público, a la inversión y al saldo de operaciones de bienes y servicios con el resto del mundo (exportaciones menos importaciones).
c) La de renta: el PIB se distribuye en forma de rentas para los asalariados, excedentes empresariales y rentas para el sector publico obtenidas como diferencia entre los impuestos que gravan la producción y las subvenciones concedidas a los agentes productivos.
No obstante hay que tener presente que el uso del Producto Interior Bruto (PIB) y de su valor per cápita como indicador de bienestar económico, no era el propósito de estadísticos que en los años 30 idearon los sistemas modernos de cuentas nacionales. Su principal inspirador, Simon Kuznets, cuando presentó el concepto de PIB al Congreso Americano en 1934, alertaba que la magnitud medía sólo aquellas actividades productivas que tenían reflejo en transacciones monetarias y, en consecuencia, “el bienestar de la nación apenas podía ser valorado por la medida de la renta nacional”(Kuznets, 1934).
No obstante, desde la segunda guerra mundial, se ha considerado como objetivo de primer orden en la política económica: el crecimiento del PIB por habitante, en el convencimiento de que este implicaba una mejora del bienestar económico y social.
A partir de los años 70, se empezó a cuestionar la vinculación entre crecimiento económico y bienestar social, Manuel Conthe, en “La venganza del PIB”, considera tres posiciones:
·La de los ecologistas y medioambientalistas, para quienes la obsesión con el crecimiento del PIB -una magnitud que ignora el valor social atribuible a la biodiversidad del hábitat o a la preservación del medio ambiente- ha provocado el deterioro del medio ambiente y la falta de atención a la sostenibilidad medioambiental del crecimiento económico. Dentro de esa tradición hay que encuadrar el trabajo pionero de dos grandes economistas, James Tobin y William Nordhaus, que ya en 1972 propusieron en su artículo Is Growth Obsolete? Un indicador económico más amplio que el PIB que denominaron "Medida de la Riqueza Económica" (Measure of Economic Welfare).
·La de los teóricos del "desarrollo humano", que, asentados en las Naciones Unidas, el Banco Mundial y otros organismos internacionales, consideraban necesario complementar las mediciones del PIB con otros indicadores de bienestar social. Uno de los más conocidos es el Human Development Index, que desde 1990 mezcla variables como la esperanza de vida o la tasa de escolarización con el logaritmo del PIB per cápita (lo que atenúa mucho el efecto del crecimiento de esta variable).
·La de los economistas y psicólogos que, con el Premio Nobel Daniel Kahneman a la cabeza, herederos del utilitarismo de Jeremy Bentham, consideran posible evaluar directamente mediante encuestas y otras técnicas el "bienestar subjetivo" (subjective well-being) de los ciudadanos. Aspiran a explicar la "paradoja de Easterlin" - esto es, que el nivel de bienestar manifestado por los ciudadanos en las encuestas se haya mantenido constante en los países industriales durante varias décadas, a pesar del gran crecimiento del PIB per cápita- sirviéndose de los conceptos de "adaptación" y "aspiración": el bienestar lo juzguemos en términos relativos, por comparación a un nivel que tomamos como referencia. Dos jóvenes economistas, Betsey Stevenson and Justin Wolfers, han criticado recientemente la validez de la paradoja de Easterlin
http://blogs.expansion.com/blogs/web/conthe.html?opcion=1&codPost=55920
1 comentario
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Sera por que no ha existido un debate previo, ni en el seno del partido ni en el congreso de los diputados.
una corriente renovadora, muy conformista.