Medicina decide mantener las mismas plazas pese a la demanda ministerial
La planificación sanitaria no es la responsabilidad de la Facultad de Medicina, pero sí la calidad de la formación de los futuros médicos. Por ello, y debido a la saturación por la que atraviesa, la Junta de Facultad decidió ayer mantener el mismo número de plazas de estudiantes de primer año para el próximo curso, 165. De este modo, el incremento progresivo de plazas que inició hace tres años, se suspende temporalmente a la vista, según el propio decano Ricardo Rigual, de que no han recibido la ayuda necesaria para afrontar este aumento adecuadamente y que preveía alcanzar los 200 estudiantes en los próximos años. A la vista de que la oferta de plazas se repetirá, difícil será que la última nota de corte de este curso, un 8,26, baje como así lo demandó el pasado miércoles el propio ministro de Sanidad, Bernat Soria, para cubrir las necesidades futuras del sistema sanitario.
«No podemos admitir a más si queremos mantener los estándares de calidad», explica el decano de la Facultad. «Nos haría falta más profesorado, que no se improvisa, e instalaciones mayores». Rigual lamenta que el aumento de 135 a 165 alumnos nuevos se ha asumido en los últimos tres años con los mismo recursos, 15 en el curso actual. De ahí que consideren que se ha alcanzado ya el tope de su capacidad y se vean obligados a adoptar esta decisión para preservar el nivel de calidad del que hace gala esta institución académica, corroborado por los resultados en las pruebas MIR de los licenciados por la UVa. «Podríamos volver a formar de cualquier manera a los futuros médicos, pero no es lo que se merece la sociedad», apunta.
La Facultad lo tiene claro. No hay capacidad espacial y la plantilla de profesorado está envejecida, sin posible renovación, y es insuficiente. La solución pasaría, según el decano, por abordar una reforma de las instalaciones por una cuantía que podría alcanzar los 3 millones de euros. Los laboratorios, por ejemplo, se han quedado pequeños para acoger a todo el alumnado. No caben.
Pero la plantilla de profesores se ha convertido en la máxima preocupación. De los 27 catedráticos actuales, la mitad se jubilará en los próximos años; cuenta con 74 titulares de la UVA, 5 contratados y 150 asociados, facultativos que compatibilizan su trabajo hospitalario con la docencia y la investigación, requisitos necesarios para conseguir la acreditación docente. «Nos preocupa la formación en asignaturas clínicas, porque no hay posibilidad de renovación en algunos departamentos, puesto que es difícil compatibilizar todo el trabajo». A esta realidad se suman las dificultades padecidas para desarrollar las prácticas en el Río Hortega provocadas por su traslado y que pronto afectará en el Hospital Clínico.
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Por otro lado, la Facultad de Medicina ha tomado esta decisión propiciada por la creación de nuevas facultades en el resto del país que en un futuro aportarán nuevos licenciados que cubran las necesidades asistenciales. Y si el objetivo es mantener el equilibrio entre la oferta de plazas estudiantiles con la oferta de plazas MIR éste se podrá conseguir en un futuro cercano. « Si ahora ya ofrecemos 6.200 y este año se han ofertado 6.580 plazas MIR no hay tanta descompensación y pronto se solucionará con las nuevas facultades», añade Rigual. En cinco años se alcanzarán los 7.000 licenciados necesarios.
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