Mentiras post-11-S
Andrés Perelló - Portavoz adjunto del PSPV-PSOE en las Cortes Valencianas
LEVANTE, Valencia 13-11-2001
Si en algún lugar de España había que crear un paraíso fiscal tenía que ser en Madrid. El paraíso y el cielo tienen mucho en común y siempre se ha dicho que de Madrid al cielo. Un paraíso modesto pero oscuro, anónimo y tan inescrutable como los de otras latitudes. Ahí está la cuestión. Se nos está haciendo creer muchas cosas desde el siniestro 11 de septiembre, una de ellas es que se están bloqueando todas las cuentas de terroristas en entidades bancarias y paraísos fiscales; pero cómo, si ni siquiera el gobernador del Banco de España puede saber de quién son las cuentas opacas de Madrid. Cómo saber si son de terroristas islamistas o de ETA. ¿Quién accede al secreto bancario para saber si sus titulares son o no terroristas? Y una vez sabido que no son, que tan sólo es dinero negro, ¿qué medidas de represión del fraude fiscal se aplica a sus titulares? ¿Cómo saber que el efecto de esa especulación no produce consecuencias similares al terrorismo? Hay varios terrorismos que se esconden tras la opacidad de cuentas poco decentes y ganadas siempre del sudor de frente ajena: uno tocado de turbante blanco poseído de fanatismo religioso y otro de cuello blanco de camisa de lujo, de tipos poseídos por sus posesiones mobiliarias e inmobiliarias que detentan poder o lo influyen. Unos son capaces de matar a seis mil civiles en un atentado sin precedentes. Otros son capaces de hacer negocios con el hambre ajeno y vender armas a quien necesita pan y drogas a quien necesita trabajo.El mismo día 11 de septiembre murieron seis mil inocentes en las torres gemelas y treinta y cinco mil seiscientos quince niños, inocentes también, de hambre en el mundo. Lo de estos últimos es estadísticamente frecuente. Por eso, por ellos no hubo luto nacional, ni reunión de la ONU, ni viajes de líderes mundiales, ni una dotación presupuestaria especial, ni manifiesto del Papa, ni movilización del ejército. Este mundo es así, no se precisa más justificación. Sólo unas cuantas ONG y algunos pensadores humanistas y progresistas lo denuncian. Unos románticos a fin de cuentas, se dirá de ellos. Y mientras, una parte de la izquierda está decepcionada y otra traumatizada por las encuestas, cuando no exigiendo a nuestros dirigentes cualidades personales y carismas sin los cuales no les podemos seguir. ¡Qué carisma ni qué leches! Proponer y mantener nuestras propuestas con convencimiento frente a la derecha y no dar un paso atrás ante sus permanentes amenazas es lo que nos ha de sostener en la diferencia y ha de animar a los decepcionados que, por cierto, ya están demasiado rato en la decepción. Van acabándose las excusas para que un sinfín de progresistas esté esperando que les llamen a casa para que se les vaya un enfado más que motivado, o siquiera para ir a votar. Hemos de negarnos, todos y pronto, a un mundo en el que el terrorismo se pueda imponer, pero también en el que el terrorismo pueda ser la coartada de algunos para limitar las libertades, acallar la voz de los pueblos, torturar legalmente o seguir explotando a los más débiles del planeta. El nuevo mundo pueda pasar por cualquier solución excepto por la de permitir que los idólatras del pensamiento único quieran ahora imponerlo, además, vestido de casaca militar y tocado de fusil. Todo ello en nombre de nuestra ¿civilización? Con este panorama, no queda más esperanza que conseguir que el socialismo europeo no caiga en esa trampa. La paz no vendrá de la mano de una derecha que es incapaz de despojarse de su instinto represor y militarista como medida de garantía del orden que desea. La paz, la globalización de la libertad, la justicia social y los derechos humanos ha de venir de la mano del socialismo europeo del que formamos parte si es capaz de no participar de las grandes mentiras post-11 de septiembre.
El renovado socialismo español tiene un papel vital en esa toma de postura, el valenciano ha de colaborar a ello. Aun a pesar de que pueda haber socialistas que sigan viviendo entre la depresión por la pérdida y la frustración de las encuestas, lo que les lleva a golpear más fácilmente al compañero que al adversario de la derecha, porque eso es más sencillo y no cura pero libera mucho. Los socialistas, posiblemente, no hayamos podido frenar el avance de la derecha, pero los progresistas del no sabe, no contesta de las encuestas no han podido, desde su quietud, evitar que el 11 de septiembre murieran también 35.615 personas de hambre en el mundo del siglo XXI. Contra el atentado de las torres gemelas se están tomando medidas, ¿sí? Pero contra el de los muertos de hambre que sigue cometiéndose no sólo no se toman, sino que el dinero escaso que se dedicaba a aparentar que se quiere evitar pronto hará falta para comprar armas.
Pensamiento único con uniforme militar, libertades afectadas, armas en acción, muertos de hambre, cuentas anónimas y sinvergüenzas que se escapan de pagar impuestos por el interés de un dinero ganado suciamente impidiendo que se puedan construir hospitales, colegios o trabajar tierras allá donde se necesita; pueblos oprimidos ahora más oprimidosÉ Y mientras, una parte de la izquierda buscando carismas, otra deprimida, toda ella sin unir y muchos progresistas esperando que les llamen y les pidan perdón, algunos de ellos esperando con el timbre de la puerta desconectado, no vaya a ser que les llamen de verdad. Con este panorama sólo quedan dos opciones o reforzar el socialismo europeo uniendo a la izquierda y no perdiendo de vista quién es y dónde está el adversario o, se explique como se quiera explicar, ser cómplices de las grandes mentiras post-11 de septiembre con todas sus consecuencias, entre ellas, la de permitir que, en el momento de mayor avance de la humanidad, se cree el más egoísta e injusto de los mundos. Conmigo no cuenten para eso, por favor.
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