El prodigio del PP en Castilla y León
El prodigio del PP en Castilla y León «Junto a la consejera de Hacienda, principal ariete en la ofensiva anti Villanueva, engrosan la misma corriente la titular de Familia, y el de Fomento. En el otro bando, Villanueva y su poderoso clan cuentan con el apoyo del consejero de Presidencia», afirma el autor.
PEDRO VICENTE/Periodista
LA reforma del mercado del azúcar ha concluido más o menos como se preveía: la draconiana propuesta inicial se ha edulcorado en precios y plazos para hacerse más digerible. Ya sabemos que la remolacha no va a desaparecer de golpe, sino que lo hará paulatinamente a lo largo de cuatro años. Si la agonía del carbón ha vuelto a prolongarse a través del último plan, en este caso, la fecha de defunción está tasada.
Pero como sucede con los valores bursátiles, las caídas de la remolacha y la minería estaban más o menos descontadas. Cuestión diferente es la alarma que se ha encendido en el sector de la automoción. El estornudo de Renault por el fracaso del Modus ha adquirido dimensiones de catarro, y a partir de ahí se ha disparado el síndrome de una epidemia de gripe. El virus se llama deslocalización industrial y ha provocado una psicosis bastante más fundada y real que la de la gripe aviar.
Sobre el papel, la máxima prioridad de la Junta para el 2006 era la lucha contra la despoblación, a la que dice destinar nada menos que 1.550 millones de euros en sus Presupuestos. En estas estábamos cuando el fantasma de la crisis se cierne sobre la locomotora industrial de esta comunidad. Y ello cuando el maná de los fondos europeos toca a su fin y desconocemos que mínima parte de ellos conservaremos a partir del 2007.
Con un panorama así, lo normal es que el Gobierno regional -que se reivindica a sí mismo como «administración de referencia» en Castilla y León- tuviera algunas dificultades políticas. Y nada de eso. Todo lo contrario: está más crecido y sobrado que nunca, con expectativas electorales que le auguran otra mayoría absoluta, e irán cinco, en las próximas elecciones autonómicas. La Junta y el PP de Castilla y León han instalado plenamente el mensaje según el cual todos los males que aquejan esta comunidad son atribuibles al Gobierno Zapatero. Si se tiene en cuenta que la raíz de esos males es en gran parte endémica y que Zapatero solo lleva un año y medio en La Moncloa, hay que admitir el mérito de los estrategas del PP, paralelo, eso sí, a la ineptitud de la oposición regional.
Después de 18 años gobernando la Comunidad, alternando con gobiernos centrales de distinto signo, el PP sigue sin conocer el desgaste político en Castilla y León. Un fenómeno ciertamente prodigioso, digno de ser estudiado en las facultades de Políticas y Sociología. Salvo en León, el ’efecto Zapatero’ se ha diluido como un azucarillo. Perdida por goleada la batalla de la propaganda, el Gobierno socialista ya puede volcarse con esta comunidad que sus esfuerzos no calarán ya ni en la opinión pública ni en el electorado. Con el ’Estatut’ abonando el caldo de cultivo sembrado con el Archivo de Salamanca, puede cumplirse el Plan Oeste y el de Soria, llegar el AVE a las nueve capitales de provincia y trasladar La Moncloa a orillas del Duero que dará lo mismo.
La impotencia del PSOE para evidenciar los fracasos propios y exclusivos del Gobierno regional, que los hay y sonoros, corre pareja con su incapacidad para defender a estas alturas la gestión del Gobierno Zapatero, tarea esta última en la que además se está echando en falta últimamente una mayor presencia y vigor por parte del delegado del Gobierno, Miguel Alejo. Del decaimiento en que se encuentran los socialistas de Castilla y León da idea el comentario atribuido a un alto cargo del Gobierno central: «En ningún sitio está escrito que no podemos empeorar los resultados de las ultimas elecciones autonómicas». Frase pronunciada, por cierto, antes del último barómetro de EL NORTE.
Así las cosas, a nadie le sorprenderá que el PP de Castilla y León y el Gobierno Herrera estén tan crecidos y sobrados como están. Tanto, que se pueden permitir, sin ningún coste, el lujo de mantener batallas internas de no escaso alcance, como la que se libra tras las enmiendas presentadas por el propio grupo popular a los Presupuestos de la Junta. Para ser mas exactos, la enmienda que otorga a la consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, la fiscalización de ADE Financiación (Agencia de Desarrollo Económico), la nueva empresa publica promovida por el consejero de Economía y vicepresidente segundo de la Junta, Tomás Villanueva.
Tras esta enmienda -que obligaría al vicepresidente económico a someterse a las autorizaciones de una consejera teóricamente subordinada; o sea, el mundo al revés- se esconde el enfrentamiento que vienen manteniendo entre bastidores el portavoz parlamentario del PP, José Antonio de Santiago, y el mismo Villanueva. Valiéndose de su influencia y cercanía a Herrera, De Santiago viene ejerciendo como una especie de ’numero dos bis’ en la sombra, en sintonía con la vicepresidenta primera, María Jesús Ruiz, de la que ha sido siempre su máximo valedor y a la que ha sacado ya de algún que otro apuro.
Junto a la consejera de Hacienda, principal ariete en la ofensiva anti Villanueva, engrosan la misma corriente la titular de Familia, Rosa Valdeón, y el de Fomento, Antonio Silván. En el otro bando, Villanueva y su poderoso clan cuentan con el apoyo del consejero de Presidencia y secretario regional del PP, Alfonso Fernández Mañueco, cuyo papel en la Junta ha ido disminuyendo crecientemente desde la llegada de la vicepresidenta, a la vez que en el partido se ha visto en buena medida suplantado por el portavoz parlamentario.
La enmienda en cuestión -toda una bofetada política al vicepresidente económico y, no olvidemos, presidente provincial del PP de Valladolid va a poner a prueba a Herrera, quién se ha mostrado siempre muy huidizo en este tipo de escaramuzas internas. Y seguramente nunca se ha visto envuelto en una de tanto calado.
2 comentarios
hipotecas -
Las últimas encuestas publicadas por varios medios de comunicación coinciden, algo que ocurre pocas veces. En esta ocasión, muestran que la carrera se ha igualado en los últimos meses, hasta el punto de vaticinar un empate técnico en el número de escaños, aunque el PSOE mantiene un margen de entre 2 puntos y medio y tres puntos con el PP.
En un hipotético escenario en el que PSOE y PP empataran a escaños está muy claro que sólo el PSOE conseguiría gobernar con la ayuda de IU y de los nacionalistas.
El gol average, digamos, beneficia al PSOE.
seguros -
Según un reciente sondeo del Instituto NOXA nos encontramos con un empate técnico entre los dos principales partidos nacionales.
Los datos más relevantes nos dicen que el PP ha mejorado notablemente el número de apoyos entre los electores, según los votos obtenidos en 2004, además de demostrar el Partido Popular una fidelidad de voto muy alta, puesto que el 90% de los que votaron al partido en 2004 volverán a hacerlo, dato muy bueno y excepcional para un partido en oposición de primera legislatura. Sin embargo, uno de cada diez electores socialistas votaría ahora a Mariano Rajoy, además quedando claro por todos los estudios de sociología electoral, que como mínimo 1.000.000 de votantes socialistas en 2004, se desmovilizarán y no irán a votar. Y es que es muy relevante tener en cuenta, que la movilización del electorado para ambos partidos, durante toda la campaña electoral, y también la precampaña, ya iniciada, será una pieza clave en el resultado electoral, de unas elecciones que se apunta para el 9 de marzo, puesto que el Presidente andaluz Manuel Chaves ya ha decidido ponerlas en esa fecha, y no tendría ningún sentido que las generales fueran otro día, pudiendo además originar descoordinación política, y la tradición viene marcando que se celebren el mismo día como viene ocurriendo desde el 3 de marzo de 1996.
En cuanto a la movilización de afiliados y simpatizantes, ha quedado claro que son los populares los que llevan la ventaja, y es que recientemente en la Feria de Muestras de Valencia, han conseguido en un acto multitudinario acto, de la proclamación de Rajoy como candidato al Palacio de la Moncloa, reunir a la no despreciable cifra para un acto de precampaña, de 15.000 presentes. También será clave la Convención que se celebrará los días 16 17 y 18 de noviembre en Madrid, en la que los populares postularán sus alternativas y programas para un futuro gobierno.
Carlos Menéndez
http://www.segurosmagazine.es