El negocio de los bebés robados empezó en las cárceles franquistas y continuó durante la democracia
A sus padres les dijeron tras unas horas o incluso unos días después del nacimiento, que el niño, la niña, había muerto. Pero no les permitieron ver el cuerpo. O les mostraron el cadáver de un bebe que no parecía neonato. Después, dificultades para obtener los restos y enterrarlos, o la negativa a entregarlos. Miles de familias se quedaron con la sensación extraña de que algo no estaba bien y la convicción profunda de que sus hijos vivían. Ahora, nueve colectivos de distintos lugares de España, se incorporan a la querella de la jueza argentina María Servini de Cubría. Buscan a nacidos en los años 50, 60 y más adelante, hasta ya mediados los 80. El drama de los niños robados empezó en la guerra con los que fueron arrebatados a sus madres presas en las cárceles, se consolidó como negocio durante la dictadura… y continuó incluso durante la democracia.
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