Experiencia islandesa demuestra que es mejor dejar quebrar los bancos
Tres años después del colapso de los bancos islandeses, la economía de la isla se recupera y se erige como una prueba de que los gobiernos, en lugar de rescatar a estas entidades, deberían dejarlas quebrar y proteger a los contribuyentes, según apuntan analistas.
En octubre de 2008, los tres grandes bancos islandeses fueron barridos por su exposición a la crisis de las hipotecas "subprime", que días antes se cobró su mayor víctima con el banco estadounidense de inversiones Lehman Brothers.
El gobierno de Reikiavik los dejó quebrar y pidió un crédito de 2.250 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Al cabo de tres años de duras medidas de austeridad, la economía de la isla, poblada por poco más de 300.000 habitantes, muestra señales de recuperación.
Y ello en medio de una crisis económica que ha puesto a Grecia cerca de la quiebra y generado planes de ajuste muy impopulares en Portugal, Irlanda, Italia y España, para reducir un endeudamiento público inflado en parte por el rescate del sector bancario.
"La lección que se desprende de la manera en que Islandia ha manejado su crisis es que, en la medida de lo posible, es importante proteger a los contribuyentes y las finanzas públicas del coste de una crisis financiera", resume a la AFP Jon Bjarki Bentsson, analista en el banco Islandsbanki.
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