Las cajas se quedan sin ahorros para la Obra Social
La parte del beneficio que las cajas de ahorros destinan a la Obra Social, la 'dotación', ha experimentado un fuerte retroceso en los últimos años, a pesar de que las entidades han completado sus aportaciones con cargo a los fondos acumulados en el periodo de la bonanza económica. Los números son elocuentes: el conjunto de cajas de la región destinó el año pasado 62,4 millones de euros, el 30% menos que en 2005. Paralelamente a esta caída de la dotación, el reparto de los fondos ha sufrido una progresiva redistribución en la que la labor asistencial ha ganado terreno a los patrocinios culturales y trabajos de restauración del patrimonio histórico.
La Obra Social de las cajas sobrevive como el principal rasgo diferenciador de las entidades de ahorro con respecto a los bancos. Esa supervivencia se produce en medio de un escenario de desplome de los beneficios, con unas instituciones atrapadas en sus inversiones inmobiliarias, obligadas a fusionarse o a ser absorbidas para evitar la quiebra, nacionalizadas unas y azotadas por la polémica de las indemnizaciones que pagan a sus directivos, otras. La dotación social se ha visto inevitablemente afectada y ha quedado mermada en su capacidad, aunque en unos casos más y en otros, menos.
De las cinco cajas de ahorros de la comunidad, Caja España-Duero es la que más ha recortado su aportación, el 53% en cinco años, mientras que Caja de Burgos se erige como la única que ha elevado su dotación, el 34%, hasta los 20,7 millones de euros. El caso de la entidad fusionada es quizá el más significativo. En el año 2009, Caja España gastó 23 millones en su Obra Social y Caja Duero, 17,6 millones. Un año después, la fusionada Caja España-Duero destinó 23,3 millones. Este año, la inversión prevista en este apartado asciende a 15 millones de euros.
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