Lecciones islandesas
Admitida su singularidad, la crisis que seguimos sufriendo casi cuatro años después de su emergencia en el sistema financiero estadounidense tiene un antecedente relevante en la que sufrió Islandia. También fueron los excesos de su sistema bancario los desencadenantes de la crisis: la codicia excesiva y los aires de grandeza, además de un amplio catálogo de malas prácticas públicas y privadas, incluida la corrupción. Para muchos analistas y ciudadanos islandeses aquella crisis fue una especie de saqueo; y supuso el final de una larga fase de prosperidad para una economía que se había transformado intensamente hasta disponer de una renta per cápita de las más elevadas del mundo.
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La más directa de las lecciones es que en un sector tan sensible y susceptible de contaminar a la economía real, más importante que regular mucho y precipitadamente es una eficaz supervisión del comportamiento de los bancos, incluida la centrada en la composición relativa de los activos en que invierten. -
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