La revuelta árabe abochorna al Gobierno francés
Las vacaciones navideñas en Túnez de la ministra de Asuntos Exteriores francesa, Michèlle Alliot-Marie y los permisos expedidos hasta última hora para enviar material antidisturbios para los policías del ex presidente Ben Ali han echado mucha más leña a la polémica sobre el comportamiento del Gobierno de Francia ante la revolución tunecina. Una postura, según la oposición, excesivamente condescendiente hasta el último segundo con el régimen dictatorial de Ben Ali.
El semanario satírico Le Canard Enchaîné publicó ayer una revelación impactante: Alliot-Marie, su compañero sentimental, el ministro de Relaciones con el Parlamento Patrick Ollier y los padres de ella, utilizaron, el 31 de diciembre, para desplazarse desde Túnez a Tabarka, el avión privado de un hombre de negocios tunecino que, según la publicación, pertenecía al grupo de empresarios amigos del derrocado régimen de Ben Ali. Por entonces, las protestas en Túnez ya habían empezado, aunque no habían tenido aún una repercusión mediática mundial.
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