Reforma o ruptura, el dilema de Túnez
La educación primaria y secundaria está paralizada, cientos de empresas mantienen paradas las máquinas, el Gobierno ha perdido a un tercio de sus ministros y la economía de Túnez se resiente gravemente cada minuto que pasa. Así las cosas, los móviles y Facebook comenzaron a echar humo la noche del lunes cuando miles de ciudadanos se dieron cita en el centro de la capital para protestar ayer por el desgobierno instalado en Túnez. No es gratuito que horas antes el jefe del Ejército, Rashid Ammar, saliera a la palestra para advertir del enorme peligro de que se genere un vacío de poder y garantizar que "el Ejército protegerá la revolución". Palabras que han sido interpretadas como un llamamiento a los manifestantes originarios del castigado sur del país, que abarrotan la plaza donde se ubican las principales dependencias del Ejecutivo, para que abandonen la protesta que exige la dimisión fulminante de los ministros que sirvieron al dictador Zine el Abidine Ben Ali.
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