La reforma de las pensiones públicas y el engaño de las privadas
Juan Torres López – Consejo Científico de ATTAC
El argumento demográfico que se viene dando para justificar la reforma de las pensiones lo puso en marcha el Banco Mundial hace casi tres décadas cuando se comprobó que la propuesta de privatizar completamente los sistemas públicos que deseaban las entidades financieras era demasiado cara y que podía acarrear gran rechazo y conflictos sociales.
Se empezó a decir que la población iba a envejecer mucho y que el gasto público en pensiones iba a llegar a ser insoportable.
En España, un puñado de economistas financiados siempre por la banca han hecho un buen número de predicciones con resultados muy alarmistas que anunciaban déficits en las cuentas de la Seguridad Social en 1995, 2000, 2005, 2010 y hasta 2050. Nunca han acertado, ni siquiera en éste último ejercicio de 2010, en el que a pesar de que hay más de cuatro millones de parados, el sistema ha tenido un mínimo déficit de 278 millones de euros pero compensado sobradamente por el ingreso de los intereses del fondo, obteniendo finalmente un superávit de 2.383 millones de euros.
Es verdad que el gasto público en pensiones aumenta normalmente a medida que envejece la población porque depende de dos factores: del número de pensionistas, que suele ser mayor cuanto mayor sea la longevidad de la población, y de la cuantía de la pensión que reciban (así mismo, puede aumentar el envejecimiento y no el gasto si al mismo tiempo baja la cuantía de la pensión, que es lo que se busca).
Por tanto, es lógico que, a medida que un país se desarrolla y dispone de un mejor sistema sanitario y de condiciones de vida más saludables, aumenten los años de vida de su población y que eso suponga que haya un mayor número de personas que queden al margen de la vida laboral a partir de un determinado momento. También es lógico, aunque esto se lo están callando, que a medida que se va dando este proceso de desarrollo, aumente la productividad, de modo que cada vez un menor número de personas empleadas pueden sostener con su actividad a mayor número de personas inactivas.
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