Neoliberalismo: la lucha de todos contra todos
Cabe preguntarse si el mundo económico es en verdad, como pretende el discurso dominante, un orden puro y perfecto que despliega implacablemente la lógica de sus consecuencias previsibles, dispuesto a reprimir todos los incumplimientos mediante las sanciones que inflige, ya sea de manera automática o, más excepcionalmente, por intermedio de su brazo armado, el FMI o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y sus políticas: baja del costo de mano de obra, reducción de los gastos públicos y flexibilización laboral. ¿Y si, en realidad, sólo fuera la implementación de una utopía, el neoliberalismo, convertido así en programa político, una utopía que se imagina como la descripción científica de lo real? Esta teoría tutelar es pura ficción matemática basada en una abstracción formidable, que consiste en poner entre paréntesis las condiciones y las estructuras económicas y sociales que son la condición de su ejercicio. Basta con pensar en el sistema de enseñanza, que nunca se tuvo en cuenta como tal en un momento en que desempeña un rol determinante tanto en la producción de bienes y servicios como en la producción de los productores.
De esta suerte de falla original, inscripta en el mito de la "teoría pura", derivan todas las faltas y todas los incumplimientos de la disciplina económica y la obstinación fatal con la cual se aferra a la oposición arbitraria que hace existir entre la lógica meramente económica, basada en la competencia, y la lógica social, sometida a la regla de la igualdad.
Un discurso diferente
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