Blogia
Izquierda Socialista de Valladolid en la defensa de los Servicios Públicos

Trescientos enfermos renales se quejan de ser los olvidados de Sanidad

«Estamos muy preocupados porque se ha prescindido de un médico que cubría la asistencia de las personas trasplantadas de riñón». Así reza la carta que mandó el presidente de la Asociación de Lucha contra la Enfermedades Renales (Alcer), Alfonso San José, a primeros de julio cuando no le renovaron el contrato a una de las nefrólogas que pasaba revisión a los trasplantes de riñón. A fecha de hoy aún siguen esperando la respuesta al escrito. A esta queja, Alcer Valladolid suma unas cuantas más, como la de aumentar el número de habitaciones preparadas para trasplantar, que se les incluyan en la receta electrónica para enfermos crónicos y la de recibir subvenciones de la Junta. Estos enfermos, cerca de 300 en Valladolid, tienen muy claro que son «los olvidados» por la Consejería de Sanidad.
Respecto de las nefrólogas, la asociación insiste en que «no solicitamos una doctora más, solo que se renueve a una de las dos doctoras que teníamos». Los enfermos renales conocen la importancia de las revisiones tras un trasplante por el riesgo de rechazo. Que los riñones les fallen no les asusta a estos afectados que llevan años en diálisis, pero lo que de verdad temen es que las estadísticas de duración de su órgano dañado les fallen. «Un riñón tiene una media de duración de 10 años en España, mientras que en países como Estados Unidos solo dura dos o tres años por falta de revisiones», señala el presidente de Alcer.
Aunque no entienden mucho de cifras económicas, saben que «volver a pasar por diálisis tras el rechazo de un riñón cuesta más dinero, además de tener que encontrar otro», según San José, quien explica que «un paciente en este tratamiento cuesta 5 millones de pesetas anuales, por lo que con dos enfermos trasplantados que tengan que volver a diálisis ya se amortizaría el sueldo de un especialista».
Más de 3.000 revisiones
 
Las revisiones, imprescindibles para estos trasplantados, rozan en total las 3.000 al año, entre los de hace más de un año, de menos de un año, los pretrasplantados, los recién trasplantados y los rechazados, que ahora todas se harán por un sólo nefróloga. La vicepresidente de Alcer Valladolid, Carmen Martínez, explica que «el problema es que el especialista que queda se satura y no puede hacer las mismas revisiones, por lo que hay más peligro de rechazo. Y es una pena que con lo que cuesta conseguirlo, se pierda por no tener un médico más».
La Consejería de Sanidad explica que «la plantilla actual del Hospital Clínico (7 facultativos) es suficiente para dar una cobertura correcta a todos los pacientes, ya que en las estadísticas está por encima de la media nacional». Añade que dicha nefróloga solo estaba de refuerzo, por lo que insisten que es suficiente con el personal que tienen.
El número de habitaciones para trasplantar también ha sido motivo de queja, ya que tan solo cuentan con las dos que se acondicionaron cuando se inauguró la unidad hace 15 años, cuando las intervenciones renales aumentan cada anualidad. De 1995 hasta 2001 se hicieron una media de 15 trasplantes al año. Sin embargo, en la última década el número de trasplantes ascendió a 48. En lo que va de año se han realizado 40 operaciones de riñones con pacientes procedentes de Valladolid, Palencia, León, Ponferrada, Soria y Segovia. Las dos habitaciones de Valladolid son para una población de 1.400.000 personas. «El problema aparece cuando en el mismo día se realizan más de dos trasplantes. Este año se ha dado el caso de cuatro en un día, por lo que tuvieron que acondicionar otras dos habitaciones no preparadas para este fin», explica el presidente de Alcer Valladolid.
 
Camas
 
Sanidad, sin embargo, esgrime otros datos: «La media es de cuatro trasplantes al mes, no al día». Insiste que en 2009 se realizaron 45 trasplantes con un bajo índice de ocupación de estas camas (30,8%). «No es prioritario aumentar el número de habitaciones para el trasplante renal y si en algún momento coinciden varias intervenciones a la vez, el Hospital está preparado para dotar temporalmente las habitaciones de lo que precisen», concluye Sanidad.
Otro foco de protesta es la receta electrónica. Se presentó en diciembre de 2009 para que los enfermos crónicos no tuvieran que ir al médico cuando necesitaran su medicación. Alcer Valladolid no sabe por qué no están incluidos.
«Nuestra dolencia se llama insuficiencia renal crónica, por lo tanto los que están en diálisis como los trasplantados tienen que tomar una medicación de por vida; sin embargo, a día de hoy no hay ningún enfermo renal en este sistema», sentencia San José. Sanidad responde que «este proyecto está en fase de pilotaje en La Cistérniga antes de extenderlo al resto de la Comunidad. No tiene sentido hablar de colectivos excluidos». Explican que «si no hay ningún paciente de Alcer incluido es porque no vive en ese municipio, porque su médico no lo considera oportuno o porque no cumple las características para incorporar pacientes a este proyecto».
 
 
Sin subvención
 
 
..............

0 comentarios