Un abogado contra el Papa
Su deseo confesado -pero imposible- es interpelar al Papa en un tribunal estadounidense bajo juramento. "¿Jura usted decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Con la ayuda de Dios... ". Nadie leerá esta prerrogativa a Benedicto XVI porque éste es un jefe de Estado -y uno muy poderoso-. Pero ese es el objetivo de Jeff Anderson: sentar en el banquillo de los acusados al Vaticano por su tolerancia ante miles de casos de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia durante décadas.
Anderson no llama víctimas a los niños que sufrieron estos abusos. Para él son supervivientes de una tragedia humana. La batalla de este abogado de una firma de Saint Paul (Minesota) contra la plaga de la pederastia comenzó hace casi tres décadas, en 1983. Entonces una familia acudió a su despacho para relatarle que su hijo había sufrido abusos sexuales por parte del cura de la congregación. Que habían acudido al obispo y no había hecho nada. Como no hizo nada la policía. "De repente descubrí que existía una gran conspiración para encubrir los abusos", relata Anderson en conversación telefónica. "Todo el mundo había mentido diciendo que no sabía nada y todos sabían lo que sucedía", prosigue. "La senda de esas mentiras conducía directamente al Vaticano. Sufrí una tremenda conmoción por la gran farsa que se representaba".
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