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Izquierda Socialista de Valladolid en la defensa de los Servicios Públicos

Hablemos de economía

El liberalismo político y económico nos vendió una falsa libertad que fue necesaria reparar. La reducción a la mínima expresión del Estado liberal y censitario, asumiendo éste labores exclusivamente policiales para garantizar el orden interno y la seguridad frente a las amenazas externas, tuvo que ser revisada por las injusticias originadas en su seno.

 

El avance hacia el sufragio universal y el nacimiento del derecho laboral son algunos de los ejemplos más claros. La libertad individual y de contratación surgida con los primeros códigos civiles europeos resultaron ser unos falsos principios que necesariamente solicitaban ser sustituidos por un conjunto de normas imperativas que tuvieran la finalidad de proteger al trabajador frente a los abusos en las relaciones de trabajo. Así, aparecen las primeras normas laborales tendentes a proscribir el trabajo infantil, las jornadas de trabajo maratonianas o los salarios paupérrimos y de miseria, entre otras reivindicaciones. Fue precisamente el movimiento obrero la vanguardia de este avance legislativo y social, de tal modo que la intervención del Estado se hizo tan necesaria como imprescindible para corregir las imperfecciones del propio sistema.

 

Sin embargo, aunque ésta sea una breve referencia de la evolución del Estado liberal al Estado democrático y social, la analogía con la situación actual es inevitable, y no porque hayamos retrocedido en derechos sociales, sino porque esta intervención del Estado se hace latente en la situación económica actual en tanto en cuanto las teorías económicas conservadoras y los principios de la escuela de Chicago, dominantes en las dos décadas anteriores, están siendo censurados por la situación económica actual.

 

Así, frente a la mínima intervención del Estado en la actividad económica defendida por ambas corrientes de pensamiento, no deja de resultar paradójico que , aquellos que en privado maldicen al Estado como agente económico , acudan al mismo solicitando su intervención cuando la situación de sus cuentas advierten de quiebra empresarial o bancaria, de tal modo que, si en años anteriores los extensos beneficios eran privatizados, ahora las pérdidas son socializadas, como si la sociedad fuera responsable de las operaciones de riesgo que han llevado a muchos bancos y cajas a esa situación.

 

Carlos Marx ya nos ofreció un análisis y estudio crítico del capitalismo, del mismo modo que Keynes aportó una solución brillante frente al pensamiento económico clásico, pero deberíamos recordar aquello que se hace imprescindible en una economía de mercado, y es que las políticas bancarias y empresariales irresponsables proyectan efectos negativos en la sociedad si no hay un sistema de fiscalización y control que lo eviten, del mismo modo que deberíamos recordar que la imagen de una empresa no solo está en la calidad de los productos o servicios que ofrecen a la sociedad, sino también en el trato que confieren a los consumidores y a sus propios trabajadores. Quizá el lector tenga en mente el caso de Air Comet o la reciente sanción pecuniaria que el Banco de España ha impuesto al ex presidente de Caja Castilla La Mancha por su gestión de la entidad, pero los cambios en nuestro modelo económico deben hacerse latentes, y no solo para evitar volver a la situación anterior a la crisis o a las mismas prácticas que la originaron, sino para evitar que una realidad como la actual se vuelva a repetir.

 

Como sabemos, toda crisis implica un cambio, y como tal, creo necesaria la introducción de modificaciones en el modelo productivo del país. La decadencia de la construcción y de los sectores vinculados a la misma ha generado un elevado número de desempleados en nuestra sociedad, de tal modo que se hace necesaria la modificación del modelo económico español con la finalidad de crear nuevos factores de producción capaces de originar  puestos de trabajo.Así, el Estado, en consonancia con los agentes sociales, debe liderar y encabezar necesariamente ese proyecto.

 

También es imprescindible apostar por la educación, la investigación y la ciencia como vías para alcanzar un mayor desarrollo, así como por un modelo fiscal y tributario más progresivo, pero no creo que el abaratamiento del despido sea la medida estrella que nos saque de la situación actual.

 

Por consiguiente, todas estas reivindicaciones no son exteriorizadas únicamente para concretar una opinión, sino también para recordar que nuestro Partido se va a exponer a varios procesos electorales en los años siguientes y que, en consecuencia, debemos ser conscientes de la importancia del momento para valorar aquello que está en juego. No se trata solo de que haya una salida de la crisis desde y por la izquierda, sino que el gobierno debe liderar ese proyecto a través de medidas que tengan los efectos deseados, y no solo para la necesaria mejoría económica, sino también para que los populares sigan siendo lo que son hoy: la oposición.

 

J.Luis Garrido García

Abogado y miembro de Izquierda Socialista-PSOE de Valladolid.

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