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Izquierda Socialista de Valladolid en la defensa de los Servicios Públicos

APOCALIPSIS EN GAZA

JOSÉ ANTONIO PÉREZ TAPIAS
Diputado Socialista

Miembro de Izquierda Socialista
17/01/2009 Diario de Granada

Mientras el mundo celebraba la navidad, en Gaza se iniciaba un trágico apocalipsis. Los bombardeos y la invasión del ejército israelí han puesto en claro, como si de un nuevo Libro de la revelación se tratara, qué pretende un Estado al que no le pesa lanzar a sus fuerzas armadas, cual los cuatro jinetes del final de los tiempos, para imponerse sobre dicho territorio palestino y acabar con su estructuración en torno al movimiento político-religioso Hamás. Cabe a tal movimiento el honor de haber puesto el detonante para tal explosión bélica, al romper la tregua con sus misiles sobre Israel. Nadie quita al Estado israelí el mérito de nutrir el odio y alimentar el resentimiento entre la población de Gaza sometiéndola a penalidades sin cuento, amén de sembrar la discordia entre palestinos con la cuña de las divergencias entre Hamás y Fatah –hace décadas Israel favoreció el nacimiento de la organización islámica para debilitar a la OLP-. Es tan desmesurado el uso de la fuerza que es imposible que traiga una mayor seguridad.

Los noticiarios han hablado de masacres para describir los excesos de uno de los ejércitos más poderosos del mundo en lo que desborda la legítima defensa. El eufemismo "intervención desproporcionada" viene obligado por destrucciones sin miramientos y víctimas inocentes. ¿Difusión del terror? Es la acción del ejército de un Estado ocupante de territorios que no le pertenecen, que construye muros en todas sus fronteras y que inició su andadura hace sesenta años con lo que el historiador israelí Ilan Pappé ha calificado como limpieza étnica, consecuencia del falso lema "una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra". El proyecto sionista, sin enderezar ese torcimiento originario, llega hasta hoy sojuzgando al pueblo palestino.

El conflicto requiere una solución que Israel impide, que EEUU bloquea, que la ONU no impulsa, que la UE no potencia, y que desgraciadamente algunos palestinos no favorecen con su actuar desde la desesperación. La injusticia parece no conocer límites desde la Nakba (catástrofe) de 1948 hasta esta invasión de la Franja de Gaza. Los cálculos electorales de las derechas israelíes, la impotencia del laborismo, los avisos a Obama antes de tomar posesión de la presidencia estadounidense y el desprecio al derecho internacional ante un mundo árabe dividido y un Occidente cómplice, son factores que pesan en una acción militar a la postre estéril, a poco que otra tregua se busque. La humillación y el empobrecimiento van a traer más reacciones negativas. Quedan en suspenso mesas de negociaciones y hojas de ruta para Oriente Medio. Se ven negados los esfuerzos por la paz, las lágrimas de las madres palestinas, los gestos de las israelíes "Mujeres de negro" y los desvelos de quienes buscan aproximaciones. Y pierde credibilidad todo intento de hacer algo serio contra el terrorismo si no se hace nada serio en Palestina.

Reivindicar los derechos del pueblo palestino no implica posiciones aprióricas contra Israel; sí recusar sus aberraciones. ¿La violencia gratuita de los israelíes no deriva a "masacre de Estado" que deslegitima una vez más su política? ¿Cualquier asomo de piedad sólo puede entenderse como debilidad? Esta pregunta de uno de los personajes de Amós Oz vale para Israel en su conjunto. Por fortuna hay ciudadanos suyos que se hacen oír frente a una política de guerra, ocupación y segregación, las "trampas" que el Estado de Israel se tiende a sí mismo, como ha reconocido Shlomo Ben Ami, y en las que no debería caer a pesar de las provocaciones.

Hemos oído las voces críticas de los escritores David Grossman y el mencionado Oz, o de historiadores como Raz-Krokotzkin y Tom Segev, que han denunciado, como el citado Pappé, las legitimaciones que se pretenden para la trayectoria del sionismo. También la de Daniel Barenboim, que a su nacionalidad israelí une la palestina –recordemos sus lazos con Edward Said-; en declaraciones antes del concierto de Año Nuevo en Viena dijo: "Israel no puede permitir que le tiren misiles desde Palestina, pero el baño de sangre que se está viviendo en Gaza es absolutamente inaceptable". Y añadió: "espero de los líderes de Israel que tengan una inteligencia mayor y más sutil que tirar bombas y matar gente. Este conflicto no se podrá nunca resolver mediante la violencia". Estas palabras del Príncipe de Asturias de la Concordia e Hijo Predilecto de Andalucía no pudieron ser ni más lúcidas ni más comprometidas.

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