Ocho horas y media de viaje para el trayecto Barcelona Valladolid. Odisea 2 hasta Valladolid
Un vuelo de avión, autobús y taxi
Viernes 29 de junio de 2007
Desde la hora prevista de salida desde Barcelona hasta llegar a Valladolid tardaron ocho horas y media, más que si hubieran volado hasta Nueva York. Cerca de cincuenta personas, entre ellas dos niños, una persona mayor de setenta y tantos años, deberían haber llegado el viernes pasado a las 21.55 horas al aeropuerto vallisoletano de Villanubla, pero llegaron a por carretera a las cinco y cuarto de la madrugada del sábado (30/06/2007) a la estación de autobuses después de pasar por el aeropuerto de Villanubla para que algunos pasajeros recogieran sus coches que habían dejado aparcados allí.
A pesar de que en las pantallas informativas del aeropuerto de Barcelona aparecía el vuelo IB8668 que tenia prevista la salida a las 20:55, el avión con las maletas dentro de su bodega (eso creíamos) no se movía.
En las pantallas informativas aparecía:
Vuelo hora destino observaciones
IB8668 20:55 Valladolid Estimado 21:55
IBERIA a través de megafonía no informaba a los pasajeros de retraso alguno ni cancelación, ni nada de nada. Los pasajeros del vuelo se personaron en el mostrador del módulo M0 en la puerta 02 para embarcar. Los empleados del aeropuerto que acababan de embarcar al vuelo con destino a León (con 20 minutos de retraso) no tenían conocimiento alguno de que el vuelo tuviese retraso salvo lo que decían sus pantallas informativas. Uno de los ellos (con quince días de experiencia) nos informa que en su pantalla aparece “confirmado el vuelo saldrá a las 21:30 horas; que es lo único que nos puede decir y que cuando sepa algo más nos lo dirá”.
Pasa el tiempo y como la información no varía, los pasajeros piden Hojas de Reclamaciones al empleado; éste llama por teléfono para consultar con su supervisor y, a continuación, nos dice que allí no tenían Hojas de Reclamaciones, que fuésemos al mostrador 22, de la Terminal B, pero como él veía en su pantalla que el vuelo estaba confirmado a las 21:30 horas, que no nos iba a dar tiempo a realizar la reclamación porque “seguramente, cuando lleguen aquí el avión habrá despegado”. Llegan las 21:30 horas y el avión no sólo no despega sino que nos dice que está llegando a Barcelona el aparato con el que tenemos que volar a Valladolid. Los pasajeros insisten ante el empleado que se personen ante ellos sus superiores para que les diesen una solución y que trajeran las Hojas de Reclamaciones y allí no se presentaba nadie.
Los pasajeros se empezaron a poner nerviosos porque nadie de IBERIA les daba información concreta y precisa, y el tiempo corría. Solicitan de nuevo la Hojas de Reclamaciones y recriminan a los empleados diciéndoles “que son ellos los que deben desplazarse a buscarlas, en tal caso”. Los empleados realizan otra llamada a sus supervisores y se presenta otro trabajador con un libro de Hojas de Reclamaciones, lo deja en el mostrador y sin más se marcha, sin dar explicación alguna.
El tiempo pasa y los pasajeros se aplican a rellenar las hojas de reclamaciones en el libro, uno a uno y así todos a los que le dio tiempo. Entre tanto, algunos pasajeros ya habían cancelado el vuelo porque no llegaban ha enlazar con el autobús que le tenia que trasladar de Valladolid a otra provincia.
Aproximadamente a las 22 horas se presenta un representante de IBERIA para explicarnos que era imposible ya el traslado al aeropuerto de Villanubla ya que éste cerraba a las 22 horas 30 minutos. Manifiesta que nos puede trasladar a Madrid y desde allí por carretera en autobús hasta Villanubla y posteriormente realizar varias paradas en diferentes puntos en la ciudad y para que así fuese, sólo se lo teníamos que indicar al conductor del autobús. También oferta a los viajeros que se pueden quedar en un hotel de Barcelona (pagado por IBERIA) y viajar en el vuelo del día siguiente a las 11 horas, pero sólo tiene doce plazas libres para ese vuelo y las maletas ya no se pueden bajar del avión.
Los pasajeros deciden viajar en el vuelo con destino a Madrid a excepción de dos que se quedan en Barcelona para viajar al día siguiente en el vuelo de las once.
Se embarcan a las 23:00 y suben al autobús que les llevará al avión que se encuentra a menos de 50 metros. Algunos viajeros terminan de hacer su hoja de reclamaciones en el mostrador y suben al avión en el cual un cuarto de hora más tarde, mientras tanto el piloto nos informa que tendremos que permanecer en pista medio hora sin poder despegar, el calor se hacía notar. A las 23:35 horas despega con destino Madrid.
El vuelo IB8668 en el que viajaban, de la compañía de bandera española IBERIA (Air Nostrum), no sólo despegó del aeropuerto de Barcelona (El Prat) con retraso sino que les dejó en Madrid a las 24:30 horas. Recogen las maletas y les conduce un empleado (de chaquetilla roja) hasta la salida para subirse al autobús que les trasladaría a Valladolid.
El autobús no había llegado al aparcamiento y otros veinte minutos más de espera. Llega el autobús, meten las maletas y suben al autobús. Entonces baja el conductor enciende un cigarrillo y a esperar otros diez minutos más, hasta que el empleado (de la chaquetilla roja) regresa con un documento que entrega al conductor del autobús. El conductor apaga su pitillo y sube para comenzar el viaje (suponen que es el justificante para el traslado de los pasajeros). Al fin, el conductor del autobús (ELITE), se pone en marcha hacia Valladolid.
Al llegar a Valladolid 5:15 de la madrugada del sábado 30 de junio de 2007 la primera parada la realiza en el aeropuerto de Villanubla y nos dice que sólo va hacer otra parada en la estación de autobuses, que él no es empleado de IBERIA y que por lo tanto con el no podían negociar más paradas en la ciudad.
Y todo esto después de que tenemos el mejor aeropuerto de referencia (El PRAT de Barcelona) con la mejor gestión del mundo (AENA) y con la compañía privada de referencia, de bandera española (IBERIA) y la flota de aviones más renovada de Europa. No pueden entender los usuarios, los consumidores, los viajeros, los ciudadanos que se hagan “estos tratos de favor con ellos”. “Que se les preste esta calurosa acogida por la compañía aérea. ¿Somos tan importantes para este gran recibimiento?”
Algunos ciudadanos nos preguntamos:
¿Por qué no se cesan a los gestores de los aeropuertos (Villanubla y Prat) por el “trato de privilegio” dispensado a estos viajeros?
¿Por qué el consorcio (Diputación, Ayuntamiento de Valladolid, Cámara de Comercio, Junta de Castilla y León, AENA,….) del aeropuerto de Villanubla no negocia para que el aeropuerto permanezca abierto las 24 horas del día?
Fdo.: Tomás Martínez de Cabo
Pasajero del vuelo IB8668
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