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Izquierda Socialista de Valladolid en la defensa de los Servicios Públicos

El Rey está desnudo ante el Comité Federal

Por BEATRIZ TALEGÓN

IZQUIERDA SOCIALISTA-PSOE


El pasado sábado se celebró la segunda reunión del Comité Federal del PSOE durante el mandato del equipo liderado por Pedro Sánchez.  El objetivo de la reunión era aprobar las listas elaboradas en los distintos territorios de cara a las elecciones de mayo, aprobar las cuentas de 2014 y el presupuesto de 2015, y aprobar los programas marco electorales para los comicios locales y regionales. 

 

No era poca ni baladí la documentación que había de aprobarse. Y por eso, desde que hace un par de semanas recibimos la convocatoria, insistí en la necesidad de hacernos llegar los documentos con tiempo suficiente para poder estudiarlos, debatirlos con nuestros compañeros y poder así plantear propuestas o mejoras en caso de ser necesario. De nada sirvieron las peticiones continuas, pues la documentación fue enviada el jueves por la tarde, sin dejar apenas margen para leerla detenidamente.  Aún así se hicieron los esfuerzos oportunos para poder acudir a la reunión con los deberes hechos. Reconozco que hubo un momento, en la tarde del viernes, que estuve a punto de dejar de leer los programas marco para las elecciones. No por falta de interés, sino porque en la cuenta oficial de Twitter del PSOE aparecían ya publicados ofreciéndolos a la ciudadanía. Un atropello y una falta de respeto, teniendo en cuenta que en el orden del día de la reunión del Comité Federal se explicitaba que estos documentos deberían aprobarse allí. Dudo mucho que darle publicidad y moverlo en las redes sociales fuera cosa de un viaje en el tiempo. Más bien responde a una manera de hacer las cosas automática y sin darse cuenta de que los órganos de decisión tienen la obligación precisamente de eso, de decidir. Pero qué más da, si al final pude comprobar en la reunión que prácticamente nadie los había leído y aún así no tenían reparos en votarlos y darlos por buenos. Después pretenderán que la ciudadanía se los lea, y hasta incluso, que los responsables que deben llevarlos a cabo hagan lo propio. 

 

Teniendo en cuenta estas cuestiones decidí abstenerme en la votación. A pesar de haberme leído los documentos (desde mi punto de vista tienen bastantes cuestiones mejorables), las formas de hacer las cosas son inaceptables. 

 

Las cuentas presentadas parecían una broma de mal gusto. Un par de hojas llenas de inexactitudes sin sentido. Un documento que pretende demostrar transparencia en las cuentas no puede presentar apartados como "otros gastos" o "gastos excepcionales" sin especificar a qué se deben. Igualmente ocurre con los ingresos, que tampoco se especifican en algunas partidas.  Del estudio de estos datos, de los que a penas pude entender nada, me llamaron la atención algunas cuestiones. Sobre todo, en lo que a la organización se refiere, los pagos de cuotas. Por supuesto no se especificaba en ningún momento cuánta gente pagaba cuota (o sea, el número de censados). Pero sin duda, haciendo una cuenta simple, el número de militantes resultaba ser la mitad de lo que se dijo en el congreso de julio. Hay muchas razones para interpretar esta cuestión: que hay cuotas diferentes y por eso es inexacto dividir entre una misma cifra; que haya habido una gran bajada en el número de afiliados; o imagine usted lo que considere. En cualquier caso, puedo asegurar que cuando algunas personas han intentado afiliarse al partido, por no resultar simpáticas al Secretario General de la agrupación concreta, llevan más de un año esperando recibir su confirmación. Y curiosamente en otros casos, se ha dado de alta a un grupo de militantes con una rapidez tan inadecuada que ha hecho que pudieran votar en algunos procesos de primarias sin haber llegado a pagar una sola cuota. 

 

Es por estos motivos que propuse al Comité Federal valorar la posibilidad de que las afiliaciones, el censo, se llevase a cabo por un órgano externo al partido. Una oficina que se encargase de realizar este tipo de gestiones de manera objetiva y dando buena cuenta a los órganos de decisión. Porque en ningún momento se nos enseñan cifras de cuántos somos y cómo evoluciona la organización. 

 

Igualmente me habría parecido muy positivo presentar los informes del Tribunal de Cuentas, en caso de haberlos, para que todos pudiésemos conocer el estado de las finanzas del partido. 

 

La opacidad en la presentación de las cuentas fue el motivo por el que voté en contra. 

 

Las listas electorales fueron centro de una gran batalla. Los compañeros de la federación madrileña pusieron en valor su presencia en el Comité. No solamente denunciando la aberración cometida en Madrid, sino poniendo de manifiesto que si bien una ejecutiva de rango superior podía imponer una gestora a una ejecutiva de rango inferior, lo que jamás podría hacer es disolver un Comité Regional (que precisamente es lo que se ha hecho en Madrid). De este modo, disolviendo el Comité Regional (algún compañero señaló la posible apertura de un proceso judicial por la violación de derechos fundamentales de la militancia), la elaboración de las listas electorales de Madrid se ha hecho a puerta cerrada y sin contar absolutamente con la militancia Madrileña. En el resto de los territorios el proceso ha de pasar por distintas etapas y ser avalado en asambleas y comités regionales hasta llegar finalmente al comité federal. No fue el caso del listado de Madrid, que vino directamente al Comité Federal. Y precisamente por ello, los compañeros de Madrid pidieron que las listas de su federación fueran votadas a parte (porque no querían tener que votar en contra del resto de los listados presentados por las demás federaciones). No se aceptó su propuesta y esto generó muchísima tensión (con razón) entre los presentes. 

 

No entiendo estas formas de cercenar los derechos de la militancia. No comparto en absoluto los modos dictatoriales y sin motivo por los que se decide pasar olímpicamente de los estatutos. Y por eso, viendo la forma de hacer las cosas, decidí abstenerme en la votación. 

 

Las intervenciones fueron de todos los gustos. Algunos fueron allí a rendir pleitesía, a darse palmas a sí mismos y a no hacer ningún tipo de aportación. Otros, fueron a poner de manifiesto los atropellos cometidos en su federación (Madrid) y a tratar de relatar ante todas las federaciones lo que estaban padeciendo. Sin suerte, porque los demás parecían oír llover. Con ellos no iba el asunto y no parecían querer interesarse en absoluto, no fueran a ser ellos el siguiente objetivo. 

 

Así que como la excusa para disolver Madrid eran los vaticinios de malos resultados electorales, por allí se pasearon todos a decir que estas elecciones lo iban a ganar todo. En todas partes. Que nunca antes el psoe había estado tan fuerte en sus territorios (a pesar de que las encuestas digan lo contrario y los compañeros militantes denuncien todos los días que la situación es insostenible). Las intervenciones parecían más bien discursos de éxito postelectoral. Y es entendible, pues con los argumentos dados por la ejecutiva federal a Tomás Gómez, cualquiera se atreve a reconocer que las encuestas pintan mal... 

 

Personalmente el único discurso triunfal sincero fue el de Susana. Llegó, habló, y se marchó. Pero lo que dijo allí quedó sembrado y fue floreciendo a lo largo de todas las intervenciones. Sobre todo una flor vistosa: la ciudadanía de Andalucía había dicho "sí" a las políticas socialistas y "no" a Rajoy. 

 

Las intervenciones posteriores al discurso del Secretario General fueron unas cuarenta. Por eso tuvimos poco tiempo para intervenir.  Junto con Jose Antonio Pérez Tapias y Andrés Perelló, decidimos organizar nuestras breves ponencias y repartirnos los asuntos a tratar: Pactos y alianzas de la izquierda el primero, política internacional el segundo y yo la democracia interna y las cuestiones del partido. 

 

Comencé mi intervención felicitando a la militancia del PSOE de Andalucía, y de manera especial a Susana. Hice hincapié en que el buen resultado había sido suyo y era a ellos a quien únicamente se podía atribuir. 

 

Me referí al cuento del Rey desnudo para trasladarle al Secretario General mi impresión de todo lo que estaba viendo. A pesar de los mensajes y aplausos (tanto los que él mismo se da como los que le dieron algunos), me parecía todo una impostura tratando de no querer ver la realidad. Y ésta, desde mi punto de vista (que luego además comprobé que es compartido por muchos de los allí presentes, aunque no se atrevieran a reconocerlo en público), es evidente: Pedro camina prácticamente sólo. Aunque no quede bien decirlo y algunos piensen que su silla peligra si lo dicen abiertamente. 

 

Quise remarcar en mi intervención la importancia de la militancia. Era necesario ponerla en valor después de las continuas loas que Pedro Sánchez hizo en su discurso de apertura a la figura de los independientes. Lógicamente él hacía este guiño para justificar el golpe de mano que ha dado en Madrid y que ha venido sucediéndose en muchos territorios aunque no haya sido igual de sonado. Me parecía fundamental recordarle que es Secretario General de un partido donde son fundamentales dos cuestiones: la militancia y los valores (el equipo y el proyecto, dicho en jerga estratégica). Y desde mi punto de vista, esta dirección del partido ha dado la espalda a los primeros y se ha cargado los segundos. 

 

Y hablando de militancia puse de relieve la opacidad y extraños bailes de números en el censo. Señalé la falta de transparencia en las cuentas presentadas que únicamente me servían para hacer cuentas y sospechar que los datos sobre el número de militantes fueron falseados en el Congreso pasado. Propuse que la gestión de la militancia se llevase de manera externa y objetiva. No obtuve respuesta. 

 

Igualmente hice hincapié en la necesidad de formación política en nuestro partido. La importancia de construir propuestas y alternativas desde el conocimiento de todos los integrantes del partido, que somos los que debemos defenderlo en la calle. Y no podremos defender nada que no sea consultado con nosotros, mucho menos cuando no se respetan los principios ideológicos, como ha sucedido con el pacto antiterrorista con el Partido Popular. Señalé que cuando se toman decisiones como ésta, de espaldas a la militancia y pasando por alto nuestras líneas rojas, la dirección del partido está cargándose la imagen del PSOE. Y que actuando así se están quedando solos. 

 

Denuncié las faltas de democracia interna en los procesos de primarias, donde se habrían evitado muchos problemas si se hubiese garantizado un proceso totalmente transparente  y participativo. Sin avales, a dos vueltas y planteando posibilidades para la creación de listas abiertas. Esto habría evitado los problemas que se están dando en las federaciones de toda España, donde en muchos lugares no se ha respetado el resultado obtenido en primarias, y donde en algunos sitios esto ha supuesto enfrentamientos y pérdida de afiliados. Consecuencia, sin duda, de haber aprobado unos reglamentos que la dirección se encargó de que no fueran leídos ni estudiados, y a su vez, los miembros del Comité Federal decidieron aprobar de manera irresponsable al no conocerlos. 

 

Llamé la atención sobre el discurso que el Secretario General de Castilla y León había dado (diciendo que por primera vez, tras 28 años en esta región gobernada por el Partido Popular el Partido Socialista estaba más fuerte que nunca y con posibilidades ciertas de ganar las elecciones). Le recordé que hacer estas afirmaciones obviando lo sucedido en Zamora, Valladolid, Segovia, Salamanca y Ávila demostraban falta de rigor en sus palabras y un deliberado ninguneo a la militancia. En este sentido señalé que está ocurriendo lo mismo en federaciones como la murciana, canarias, asturias, donde muchos militantes están prefiriendo presentarse por siglas nuevas en lugar de defender las nuestras. 

 

Propuse la creación de un órgano de defensa del militante, no conformado por responsables (como es hoy el caso del Comité de Garantías), que tenga como objetivo proceder de manera rápida y transparente en la resolución de los múltiples conflictos que tenemos. 

 

Aposté por la defensa de la acción social y voluntaria de nuestra militancia. Que su participación no quede reducida a llenar actos, pegar carteles y servir de avalistas para los juegos de los aparatos. Y terminé haciendo referencia a nuestro republicanismo. Señalando la falta de valentía y coherencia, y poniendo de manifiesto la necesidad que existe en la lucha por reconocer el valor y la honestidad de nuestros muertos. No basta solamente con sacarlos de las cunetas (que también es necesario), sino trabajar por dignificarles, limpiar su honor y defender su lucha, que debería ser la nuestra. 

 

Entenderá el lector que no obtuve ni un sólo aplauso al terminar. Al menos ninguno que pudiera identificarse. Si bien es cierto que al bajar, recibí apoyos discretos de quienes sabían que cada una de mis palabras eran ciertas, pero que no se atrevían a decirle al Secretario General que está desnudo. 

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