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Izquierda Socialista de Valladolid en la defensa de los Servicios Públicos

¿Y si el PSOE no estuviera muerto?

Reviento de ganas por conocer las próximas encuestas serias sobre intenciones de voto. En ellas ya conoceremos el impacto de la llegada de Sucedáneo Sánchez. Sí, ya sé que las encuestas no son dogmas de fe y se equivocan, muchas veces con fines interesados. Pero señalan tendencias, y la demoscopia no deja de ser una ciencia y constituye el único método de aproximación a la realidad.

 

Conoceremos también si Podemos cristaliza como fuerza poderosa. Y sobre todo sabremos si el total de la izquierda supera el de la derecha.

 

La aparición de Sánchez, como sucedáneo de Susana Díaz, es una de las incógnitas para despejar si el PSOE recupera credibilidad y se organiza en indubitada izquierda admitida en el club.

 

Sánchez tiene una vena de pijo que no le favorece. Su esbozado programa es el menos a la izquierda de los tres candidatos. Paradójicamente perdió el más a la izquierda, el de Pérez Tapias, y ganó el bendecido por la derecha. Sánchez corre el peligro de querer nadar entre dos aguas y ahogarse. O se está con la izquierda o con la derecha, no hay término medio. Mal presagio es que la jefa in pectore Susana Díaz ya haya descalificado a Podemos al precisar que con su programa tendríamos la inflación de Venezuela. De modo que la armonía no está muy cercana, y gobernar el PSOE con IU en Andalucía no es óbice para la descalificación.

 

Es de temer, pues, que la desunión de la izquierda continuará, y el nuevo PSOE preferirá permanecer en soledad, ante el regocijo del PP. Acaba de nacer y ya levanta sospechas. Pero démosle, si les parece, su oportunidad. Veamos qué propone Sánchez en firma y qué confianza nos inspira. Tal vez el muerto sea un vivo. Pero ya es la hora de los hechos y no de las palabras. Pedir unidad en el partido y prometer cambio en el PSOE es no decir nada. No sé si le vendrá grande el cargo. Pero, como digo, esperemos, pero no mucho, el tiempo aprieta. Los descastados que le votaban no serán fáciles de recuperar. Está en el filo de la navaja, en el alambre del funambulismo socialista. Y sin red. Y no se sabe si sería mejor para anunciar Nespresso que para dirigir el PSOE.

publico.es

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