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Izquierda Socialista de Valladolid en la defensa de los Servicios Públicos

Felipe VI logrará el 18 de junio que se diga que el PP y el PSOE son iguales

Parafraseando al célebre cantante negro Antonio Machín, que explicaba aquello de cómo querer a dos mujeres a la vez y no estar loco, habría que avisar, y con urgencia, al PSOE de que no puede haber en el socialismo español dos pesoes a la vez y sí acabar loco. La cúpula de Ferraz aplaude la abdicación del Rey, Juan Carlos I y, desde luego, la entronización de su hijo, y sucesor en el trono, Felipe VI.

 

Pablo Iglesias, el fundador de UGT y PSOE
Sin embargo, una parte de las bases, de simpatizantes y de votantes, considera que ha llegado la hora de abandonar La Monarquía y rescatar a la República, fusilada literalmente por el golpe militar del 18 de julio de 1936 y la guerra incivil. El PSOE de Pablo Iglesias [el fundador de la UGT y del PSOE, no nos equivoquemos de persona] nació republicano. Y el Partido Socialista formalmente lo ha seguido siendo. Es verdad que Juan Carlos I contribuyó a democratizar la España de Franco. Pero también es verdad que antes fue Rey gracias a Franco.

 

Poco a poco
El próximo 18 de junio Felipe VI será elevado al trono en su calidad de Rey y de Jefe de Estado. Si Juan Carlos I y algunos de sus familiares más cercanos/as hubieran sido modélicos y no protagonistas de oscuros escenarios de supuesto enriquecimiento, no precisamente santo, es probable que las ansias de los republicanos se hubieran ido desapareciendo poco a poco. La ciudadanía estuvo, mayoritariamente, entregada al Rey y agradecida, porque defendió, frente a los golpistas del 23-F, a nuestra joven entonces democracia.

 

Derecha sin complejos
Volvamos al PSOE. La derecha, capitaneada por el PP, apoyará sin complejos, al nuevo monarca. El PSOE, también. Rubalcaba y compañía no han marcado alguna que otra diferencia respecto a la Monarquía. Ante la opinión pública, reaparecerá la leyenda de que PP y PSOE son lo mismo. En plena derrota electoral -los socialistas no remontan, mal que nos duela-, surge otra exhibición de paralelismo político para que el nuevo Jefe del Estado sea aupado sin pasar por las urnas.

¿Dogma de fe?
La Constitución debe ser obedecida. Y asimismo, modificada, como sucede en muchos países democráticos. La Constitución no es felizmente un dogma de fe. El PSOE no puede continuar ni un minuto más -con la que le está cayendo a chorros y con tempestades- sin rehacerse a toda prisa. El abismo que abunda en demasía entre el aparato o la cúpula de este partido y numerosos sectores que verían con alegría que una cosa es la bonita canción de Machín y otra que el PSOE no aguante, tal como está ahora, dos pesoes a la vez. Situación peligrosa. ¡Ojo al hundimiento!

Enric Sopena

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