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El Gobierno da carpetazo a la Ley de Libertad Religiosa

Salvo un milagro de última hora, la prometida Ley de Libertad Religiosa se quedará en el cajón de las promesas incumplidas por el Gobierno. Tanto la Iglesia como la derecha política y mediática se han mostrado muy beligerantes contra el proyecto y en el Ejecutivo se ha impuesto la tesis de que no es el momento de trasladar este debate a la sociedad. "Es una ley de principios de legislatura", explica a Público un miembro del Gobierno. Esta tesis está extendida no sólo en la Moncloa, sino también entre buena parte de la cúpula del PSOE.

 

El equipo de Zapatero no quiere que el debate sobre la religión en España origine una nueva polémica justo cuando se inicia un ciclo electoral: a las elecciones catalanas de otoño, seguirán en mayo de 2011 las municipales y las autonómicas en 13 comunidades. Ese proceso culminará en 2012 con las generales, siempre y cuando se agote la legislatura.

 

Según fuentes gubernamentales, la mayor parte del Ejecutivo tampoco ve factible que, en caso de que se inicie la tramitación de la nueva ley, esta finalmente pueda salir aprobada del Parlamento. La derecha, representada por PP, CiU y PNV, votaría en contra y la izquierda presionaría para cambiar un texto que consideraría insuficiente, a tenor del último borrador, bastante menos laicista que los anteriores. Fuentes de la Moncloa admitieron que el documento actual es bastante "pacato", de forma que es probable que "despertara demasiados recelos a izquierda y derecha, y no contentase finalmente a nadie".

 

No obstante, esas mismas fuentes no descartan que José Luis Rodríguez Zapatero decida en el último momento reactivar la tramitación de la ley como un gesto que, al final de la legislatura, pudiera movilizar el voto de izquierdas.

 

En esa misma línea, en la comisión permanente de la ejecutiva federal del PSOE hay quien considera que la tramitación de la ley permitiría precisamente a los socialistas hacer "un guiño al electorado de izquierdas", descontento con los recortes sociales del Gobierno, explicaron fuentes del partido. No obstante, la mayoría de la cúpula socialista cree que "no es el momento" de iniciar el debate sobre la libertad religiosa porque "no hay ambiente" y porque se corre el riesgo de provocar tensiones en la opinión pública.

 

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publico.es

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